El titular del Círculo de Almaceneros de Rosario, Juan Milito, aseguró este viernes que los precios de los alimentos aumentaron alrededor de un 10% en enero en los negocios de la ciudad, al contrario de lo que sucede otros años durante ese mes, que suele transcurrir sin demasiados incrementos. Diciembre también terminó con alzas promedio por encima del índice de inflación.
«Diciembre terminó con una tendencia en los precios de alimentos y limpieza por encima de la media del Indec. Es llamativo, uno no encuentra explicación de por qué pasan estas cosas», remarcó Milito en diálogo con este medio y agregó que en enero ocurrió algo similar, con aumentos que oscilan el 10%. Lo sugestivo es que este mes suele transcurrir sin sobresaltos económicos en Rosario.
Las galletitas, harinas y la primera marca de golosinas, entre otros alimentos, subieron cerca del 10%. Lo mismo ocurrió con los artículos de limpieza. «Es demasiado voluminosa (la suba) para esta etapa», expresó el titular de los almacenes. A su vez, afirmó que hay faltantes en varias marcas de aceites y de yerbas
En tanto, consideró que este estado de cosas no está relacionado con la demanda de los consumidores. «En el escenario que tenemos, obviamente que la demanda no es el factor», recalcó y apuntó que «es una especulación económica para generar un marco de incertidumbre que haga que el consumidor y los comerciantes no sepamos cuánto vale un litro de aceite o medio kilo de yerba». Así, subrayó que los usuarios y comerciantes se vuelcan a stalkearse «y eso hace pagar precios que no se condicen con la realidad».
Asimismo plateó: «En el marco de la pandemia no da para esto. Las empresas formadoras de precios tendrían que poner un mínimo de sensibilidad y no carterizarse una vez más porque están perjudicando al consumidor y a los comerciantes de barrio» e insistió en la especulación empresaria. Sobre ese punto recordó que «hace dos meses decían que los aumentos eran porque el dólar blue estaba a 195, hoy está a 156 y seguimos con ese problema».
Por último destacó que los incrementos en los sueldo de los aceiteros o en los precios de los combustibles no deberían redundar en alzas como las que se registran en los artículos de primera necesidad.
