¿Qué es la muerte súbita?
Es la muerte de una persona por un paro cardíaco que se presentó de forma natural e inesperada.
Las causas más habituales son las enfermedades cardiovasculares y en algunos casos el riesgo de padecerlo es de carácter familiar o hereditario.
Es un hecho desafortunado, que ocurre frecuentemente en la población y puede suceder a cualquier edad.
Debido a que numerosas causas que conducen a la muerte súbita son de origen genético hereditario, es común que exista más de un integrante familiar con propensión a tal desenlace.
¿Cómo se puede prevenir?
La principal estrategia para prevenirla es la detección precoz de las enfermedades predisponentes y su tratamiento correcto.
Teniendo en cuenta que la principal causa en la población adulta de paro cardíaco repentino es debido a enfermedad coronaria (infarto de miocardio), todo lo que reduzca su incidencia, como los hábitos saludables cardiovasculares, se refleja en una reducción de muerte súbita también.
Los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular son factores de riesgo para muerte súbita entre otros, como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, el consumo de drogas, y el sedentarismo entre otras. En otros casos existe un fuerte riesgo de carácter genético hereditario.
¿Qué podemos hacer en casa?
La prevención de la muerte súbita es una estrategia imprescindible para mitigar este flagelo, pero cuando un paro cardíaco finalmente ocurre, es de suma importancia estar capacitado en RCP y uso de DEA para asistir a la víctima ya que es posible, si se actúa de forma rápida y correcta, revertir dicho cuadro.
Debido a que el paro cardíaco en estos casos es inesperado es común que el evento ocurra en el domicilio, en espacios recreativos, en la vía pública o en el trabajo. Por consiguiente, toda la comunidad debería estar comprometida y poder asistir en primera instancia a la víctima.
Por ello, es necesario que toda organización de trabajo, cuente con un plan integral para asistir este tipo de emergencia médica.
La clave para aumentar la tasa de sobrevida ante la muerte súbita, se basa en:
1) La detección temprana del paro cardio respiratorio (PCR) y activación del servicio de emergencias médicas (SEM).
2) Inicio de las maniobras de reanimación cardio pulmonar (RCP).
3) La desfibrilación temprana.
Si esto se aplica dentro de los 3 a 4 primeros minutos de ocurrido el PCR, se pueden obtener tasas de supervivencia de hasta 70%.
Estar capacitados puede marcar la diferencia y podemos ser protagonistas en salvar vidas.
El Dr. Ernesto Albino, Jefe del servicio de Cardiología de IMAT habla acerca de la importancia de la consulta clínico-cardiológica: «En ella, podemos identificar factores de riesgo cardiovascular pasibles de ser modificados, evaluar antecedentes familiares y personales y la presencia de síntomas y signos cardiovasculares.»
Por otro lado, el Dr. Albino explica que «los estudios cardiológicos complementarios no invasivos como el electrocardiograma, el ecodoppler cardíaco, las pruebas de esfuerzo (ergometría de 12 derivaciones y ecostress con ejercicio), holter del ritmo cardíaco y la resonancia magnética cardíaca, juegan un papel relevante en la prevención de la muerte súbita, ya sea en la detección precoz de enfermedades cardíacas subyacentes, como en la estratificación del riesgo de muerte y elección del tratamiento más adecuado.»
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