El 30 de mayo pasado por la noche, X.Y, a casi 20 mil kilómetros de su casa, le pidió en idioma chino al policía de la Comisaría N°44 de consigna en plena noche sobre la avenida Lope de Vega al 1500 que por favor la ayude, que no la deje sola. Había corrido doce cuadras por Villa Luro con una mochila colgada de sus hombros, todo lo que tenía: dos hombres la perseguían.
X.Y había llegado a la Argentina poco más de diez días antes desde la provincia china de Fujian, de donde provienen la inmensa mayoría de los asiáticos que se dedican al negocio de los supermercados en el país. Un empresario llamado Xiaodong Lin, que trabajaba junto a su hermano menor, Wu, le había hecho una oferta jugosa, interesante, dos mil dólares por mes para trabajar de cajera en un comercio en la calle Ruiz de los Llanos al 500, a pocas cuadras de la cancha de Vélez, el mismo lugar del que escapó para ir corriendo hacia el primer policía que se cruzara.
En la noche del 30 de marzo, Xiaodong y Wu eran quienes corrían tras ella para agarrarla y arrearla de vuelta; X.Y había intentado fugarse del supermercado en Ruiz de los Llanos, no una, sino dos veces, levantando como pudo la persiana de metal.
El policía de la 44° se encontró a sí mismo en medio del caos. X.Y no hablaba una sola palabra de español. Un intérprete policial llegó poco después, que pudo discernir algunas frases. X.Y señalaba a Xiaodong: «Mi teléfono fue tomado por ellos y no puedo llamar», «es un criminal», «mis cosas fueron robadas por ellos», «él y su hermano menor», «me engañó para venir a trabajar y golpearme para tomar mi teléfono», «me violó».
El supermercadista y su hermano quedaron detenidos. Xiaodong, algo envalentonado, le dijo a X.Y que saldría pronto, que la ley en Argentina «es floja», que tiene dinero y que podía conseguir abogados. Xiaodong quizás se excedió en sus cálculos: el jueves pasado, el juez federal Sergio Torres lo procesó junto a su hermano tras una investigación del secretario Martín Uronia.
Torres les dictó la prisión preventiva y los embargó por medio millón de pesos luego de enviar a la división Trata de Personas de la Policía Federal a allanar sus comercios para encontrar una escopeta semiautomática calibre 12.70, una pistola Bersa Thunder, varias balas y tres chalecos antibalas con la numeración de fábrica limada. El delito que les imputó el juez fue, precisamente, trata de personas, en concurso real con tráfico humano y encubrimiento: ofrecerle trabajo a X.Y como cajera para convertirla en una esclava sexual.
Pistola Bersa Thunder, balas y celulares incautados.
X.Y declaró como víctima ante una especialista del Programa Nacional de Rescate. Su relato fue el núcleo de la acusación en contra de los empresarios y el juez lo validó como veraz tras cotejarlo con los domicilios allanados. Xiaodong, según ella, le ofreció pagarle todos los gastos de traslado.
X.Y no había volado directamente a Buenos Aires desde algún punto en Asia. Su ruta, de acuerdo a su relato, fue la típica de los chinos que ingresan ilegalmente al país: primero aterrizó en Ecuador, luego en Bolivia, según revelaron sus sellos en su pasaporte, para pasar por tierra al país.
Un amigo del empresario la habría recibido en Ecuador para trasladarla. Ya en Bolivia, en un hotel, se habría encontrado por primera vez con Xiaodong: los dos, según el procesamiento firmado en contra del empresario y su hermano por Torres, se habrían alojado en habitaciones separadas. Una noche, Xiaodong entró a la de X.Y, y, según su relato, le dijo que «si en Argentina no podía trabajar y juntar plata no importaba, porque él necesitaba una novia».
El supermercado de la calle Ruiz de los Llanos.
Esto suponía un problema: el empresario está casado y es padre de tres hijos. X.Y, siempre según su versión, rechazó la oferta. Al oír esto, Xiaodong «la forzó a tener relaciones sexuales». «Tras este suceso», continuó Torres, «la dejó encerrada en la habitación, le quitó el pasaporte, el chip de su teléfono y los 200 yuanes que traía».
Ambos cruzaron en un micro a territorio argentino poco después. Para que X.Y entre al país, Xiaodong usó el DNI nacional de una ciudadana china que tiene al supermercado de la calle Ruiz de los Llanos como domicilio fiscal, con un parecido sorprendente a la mujer de Fujian. Xiaodong y X.Y compartieron habitación ya en un hotel de Jujuy. «La sometió sexualmente, contra su voluntad, dos veces por día», apuntó Torres.
X.Y llegó a Buenos Aires el 25 de marzo último bajo su falsa identidad. Un día después fue llevada a «un karaoke» con prostitutas de nacionalidad argentina y otros chinos, en donde el empresario le habría señalado una pila de cocaína para que se la tome.
Se negó a hacerlo; Xiaodong la obligó a tomar una pastilla de éxtasis para luego encerrarla sin comida y sin teléfono. X.Y le pidió volver a China al día siguiente: Xiaodong se lo negó. Le aseguró que debería prostituirse en «el karaoke» para pagarle el dinero que había costado traerla a la Argentina.
El supermercado de la calle Famatina en Pompeya, vinculado a Xiaodong Lin.
Las menciones a un «karaoke» y a mujeres traídas clandestinamente tienen una resonancia peculiar: Pi Xiu, la mafia china más grande de la Argentina, con su cúpula hoy enviada a juicio por la jueza María Gabriela Lanz y la PFA, controló un karaoke en la calle Carabobo del Bajo Flores y fue investigada por ingresar mujeres a la Argentina de forma ilegal a través de puntos de Latinoamérica en supuesta connivencia con oficiales de Migraciones. Los hermanos Lin, por lo pronto, no figuran en las investigaciones a Pi Xiu.
Pedir la plata de vuelta no tiene demasiado sentido. Xiaodong Lin cobra un plan de la ANSES, una asignación familiar de acuerdo a registros oficiales. Sin embargo, cinismos del sistema aparte, Xiaodong Lin no necesita pedirle nada a nadie.
Llegó a la Argentina hace unos 15 años también desde Fujian. Le fue relativamente bien. Junto a Wu, su hermano menor, Lin montó la firma Bazar Group SA el 10 de marzo de 2016 para dedicarse al negocio de los supermercados. Ese mismo día, de acuerdo al Boletín Oficinal, montó otra empresa, llamada Gran Dragón, creada para ese mismo fin también junto a Wu. Había recibido un fondo de comercio en Pilar tres años antes.
Xiaodong aprendió a lo largo del tiempo un poco de español con cierta dificultad, aprendió a escribirlo. Tuvo un supermercado en la calle Famatina, a pocas cuadras del hospital Penna, luego tuvo otro, más bonito, en la calle Ruiz de los Llanos en Versalles, de donde se fugó X.Y. En sus redadas ordenadas por Torres, la Federal allanó otros cuatro supermercados más.
Xiaodong se negó a declarar tras ser detenido. Luego decidió hablar ante la Justicia en compañía de su abogado, que también es el de su hermano Wu. El nombre del defensor sorprende: es el ex juez Daniel Llermanos, que hoy representa a Hugo Moyano y su hijo Pablo. Los hermanos Lin no son sus primeros clientes chinos; Llermanos trabajó «en causas de extorsión y amenazas en la comunidad», asegura.
El ex juez apelará el procesamiento de Torres hoy por la mañana. La prueba para exculpar a Xiaodong, dice Llermanos, está en el celular de su cliente. El empresario y su presunta víctima «fueron novios», asegura: «Hay mensajes y fotos entre ellos con un claro contenido romántico».
Una de esas imágenes ilustra esta nota: Xiaodong y la mujer que lo acusa de convertirla en una víctima de trata posan en un estudio en algún punto de China con ropas refinadas, un vestido de gala para ella. «Un lujo asiático», dice el defensor: «Hay mensajes en WeChat, una red similar a WhatsApp, muy usada por chinos, son típicos de un hombre y una mujer enamorados. Un secuestrador, un tratante, no le habla así a una mujer».
En su declaración, Xiaodong afirmó estar «enamorado» de X.Y, a la cual conoció en China en octubre de 2017 para inmediatamente comenzar una relación y conocer a su familia. X.Y abortó un bebé del supermercadista en un hospital de Fujian «porque ella ya había tenido un hijo por cesárea hace un año y no podía». El empresario reconoció haber venido desde Bolivia junto a ella: ingresó ilegalmente a la Argentina porque «en la embajada argentina en Beijing le rechazaron la visa», aseguró en su indagatoria, con «un gestor» que facilitó el trayecto.
La relación, dijo el empresario, se agrió rápidamente en Buenos Aires: aseguró que X.Y se intentó suicidar y que le aseguró a través de mensajes de WeChat que «su fantasma lo perseguiría por siempre», mensajes que constan en el procesamiento de Torres y que fueron traducidos durante la declaración. En sus cálculos, la acusación de trata y violación no sería otra cosa que una escena de despecho. Llermanos pidió una pericia psiquiátrica para X.Y, algo que el juez federal negó tras ordenarle al Servicio Penitenciario Federal que Xiaodong y su hermano no estén encerrados en el mismo penal.
X.Y debía declarar una vez más, en el contexto de una cámara Gesell. Se negó a hacerlo: aseguró haber recibido un apriete telefónico de Xiaodong desde la cárcel para que retire su denuncia. Su madre también habría sido amenazada. «¿Dónde están las pruebas de esto, dónde están los registros?», dice el abogado defensor.
FUENTE: Infobae