El glucógeno es esencialmente la forma de almacenamiento de carbohidratos en el cuerpo. Ya sea que consumamos almidón o azúcar simple, estos se descomponen en glucosa que luego es enviada a diversos tejidos para su almacenamiento. En el músculo y en el hígado se almacena en forma de glucógeno, el excedente en el tejido adiposo en forma de grasa.
Existen dos tipos de glucógeno, el muscular y el hepático (del hígado).
Las variantes del glucógeno
Glucógeno muscular: el carbohidrato se reserva en las células musculares. La cantidad y capacidad de almacenamiento de glucógeno muscular tiene relación directa con la cantidad de tejido muscular magro que tiene cada persona. Además, la rapidez con que se agota este glucógeno muscular está determinada por la intensidad, duración y frecuencia de la actividad física que realice cada quien: por tanto, las personas que son mucho más activas y que entrenan con intensidad agotan mucho más rápido estas reservas. Es decir, que mientras más grande sea la capacidad de almacenamiento y más rápido la agotes, menos riesgo hay de que estos carbohidratos se transforman en grasa corporal. Por ello es importante concientizar la importancia de entrenar con pesas y trabajar la masa muscular.
Glucógeno hepático: es la forma de almacenamiento de carbohidratos en el hígado. Lamentablemente, a diferencia del glucógeno muscular, su capacidad de almacenamiento es mucho más limitada, alrededor de 50 gr. por día para el individuo promedio. Si el cuerpo recibe más carbohidratos que esta cantidad, y no son necesarios para generar energía, se convierten en grasa corporal.
La diferencia clave es recordar que el glucógeno del hígado se compone de moléculas de fructosa, mientras que el glucógeno muscular se compone de moléculas de glucosa.
Es importante la siguiente aclaración: el excedente de fructosa no necesariamente se puede dar en frutas frescas. En una dieta muchas veces se produce por utilizar en exceso endulzantes artificiales o por el abuso de jugos concentrados de frutas y refrescos.
Así mismo, es relevante entender que los músculos no tienen la enzima necesaria para poder transformar fructosa en glucógeno y poder reservarlo, esta únicamente se puede reservar en el hígado.
Los carbohidratos a base de glucosa podrían incluir el arroz integral, la pasta integral, la batata y la avena. Mientras que los carbohidratos a base de fructosa incluirían frutas, jugos, fructosa como edulcorante, refrescos, jarabes y miel.
Muchas variedades de dulces, cereales en caja, aderezos y alimentos procesados tienen cantidades elevadas de jarabe de maíz alto en fructosa. En cuanto a este tema es clave asegurarnos de tener claras estas diferencias. Controlar la cantidad y los tipos de carbohidratos que se ingieren es la mejor arma para la construcción de masa muscular.
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