El 2023 está siendo un año de récords que recuerdan que estamos inmersos en un caos climático sin precedentes. El último hito en sumarse a la lista se produjo a comienzos de semana. El lunes 3 de julio pasó a ser el día más caluroso del planeta jamás registrado, según los datos de los Centros Nacionales de Predicción Ambiental (NCEP, por sus siglas en inglés).
La temperatura media mundial del pasado lunes fue de 17,01 °C, superando el anterior récord de 16,92°C de agosto de 2016, año más caluroso desde que existen mediciones. La temperatura del lunes ha sido unos 0,81°C más cálida que la media para la época del año de finales del siglo XX, un período en el que los termómetros ya experimentaban el calentamiento global debido a las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles.
A falta de estudios más detallados para conocer el causante, reconocidos especialistas del clima coinciden que se debe a dos factores. El principal responsable es el cambio climático inducido por los gases de efecto invernadero que generan, sobre todo, los combustibles fósiles y la deforestación. A esto se le suma el fenómeno de El Niño. Precisamente, este martes, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha declarado oficialmente el inicio de este fenómeno, responsable del calentamiento anómalo de las aguas del Pacífico.
«A principios de año ya señalé que la combinación del calentamiento constante a largo plazo provocado por el ser humano y el calentamiento adicional de la superficie causado por el fenómeno de El Niño se juntarían para darnos el año, el mes y el día más cálidos jamás registrados. Y así ha sido», señala el climatólogo estadounidense Michael Mann.
En la misma línea se explica el doctor Robert Rohde, científico jefe de la organización de Estados Unidos Berkeley Earth. El experto, además, prevé que el récord se podría batir de nuevo en las próximas seis semanas. Y es que nos encontramos en un punto en que cada registro histórico queda pulverizado en poco tiempo, ya sea por el verano más caluroso, el año más seco o el día con los mayores niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. El cambio climático se encarga de superar cada día cualquier extremo o registro. O como sentencia Rohde: «El calentamiento global nos está llevando a un mundo desconocido».
El ejemplo más visual que existe actualmente del caos climático es Canadá. El país norteamericano no deja de arder debido a los peores incendios forestales de su historia, con más de 8,4 millones de hectáreas quemadas, una superficie mayor que la de Emiratos Árabes Unidos, anfitrión de la próxima cumbre del clima, la COP28.
Este evento extremo también está bajo la influencia del calentamiento global, que provoca que las llamas sean más habituales, fuertes y difíciles de apagar que en un mundo sin cambio climático. Además, el humo de los incendios, que cruzaron todo el Atlántico y pintó de gris los cielos de Canarias, la Península Ibérica y Europa, nos recuerdan que el cambio climático no es algo aislado sino un problema global que atenta contra la salud.
Para la climatóloga Friederike Otto, cofundadora del grupo de referencia en determinar la implicación del cambio climático en grandes eventos extremos, el récord de temperatura diario «no es un hito que debamos celebrar, sino una sentencia de muerte para las personas y los ecosistemas». Y, como han recordado el resto de colegas «lo más preocupante es que no será el día más caluroso por mucho tiempo. Es absolutamente necesario que dejemos de quemar combustibles fósiles».
Tal y como apunta Zeke Hausfather, investigador científico del Berkeley Earth, «teniendo en cuenta los seis primeros meses del año, parece cada vez más probable que 2023 acabe siendo el año más cálido jamás registrado».
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