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jueves 25 de abril del 2024

¿El insomnio afecta al corazón?

En la Argentina, el 64% de las personas padece trastornos del sueño, según la encuesta internacional «The Global Pursuit of Better Sleep Health» realizado por Philips en 13 países. Es decir, más de seis de cada diez argentinos reconoció sufrir condiciones como insomnio, ronquidos, apnea, síndrome de piernas inquietas o narcolepsia (exceso de somnolencia irresistible durante el día). Si bien el 54% de los adultos reconoció el impacto significativo que el sueño y la falta del mismo tienen sobre su salud y bienestar general, para la mayoría de las personas lograr un buen descanso sigue siendo difícil o no es una prioridad.

Otra cifra que preocupa, según datos del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, es la que revela que en 10 años se duplicaron en la Argentina las ventas de medicamentos para dormir; entre ellos, las benzodiazepinas y otros hipnóticos. Siendo uno de los países con mayor consumo de psicofármacos.

El sueño, como la alimentación y el ejercicio, es un pilar fundamental para un estilo de vida saludable. El sueño impacta en todo lo que hacemos y cuando tenemos alterada la cantidad o la calidad del sueño, puede perjudicar nuestro desempeño en el hogar, en el trabajo, en el juego, en el aprendizaje y, como si fuera poco, en nuestra salud.

Existe evidencia creciente de la asociación entre el insomnio y la enfermedad cardiovascular y los factores de riesgo cardiovasculares. Un sueño inadecuado se ha relacionado con aumento de peso, diabetes, incremento de la presión arterial y de la frecuencia cardiaca.

El insomnio se define como la dificultad para iniciar el sueño, para mantenerlo o cuando el sueño resulta no reparador, acompañado de algún tipo de deficiencia durante el día. Entonces, al saber esto, nos damos cuenta de que es algo que probablemente nos ocurre o nos ocurrió, pero que quizás no le dimos la importancia que merece.

 

La Fundación Cardiológica Argentina recomienda:

 

– Evitar o minimizar el consumo de cafeína, cigarrillos, y de alcohol.

 

– No hacer ejercicio antes de dormir.

 

– Evitar comidas abundantes antes de irte a acostar.

 

 Evitar el uso de pantallas por la noche. La luz azul de las pantallas suprime la producción de la melatonina, lo que retrasa el inicio del sueño.

 

Establecer una rutina para acostarse

Alrededor de 30 a 60 minutos antes de acostarse:

– Baje la intensidad de las luces.

– Apague el televisor y demás dispositivos electrónicos.

– Cepíllese los dientes y lávese la cara.

– Póngase el pijama y métase en la cama.

 

La rutina constante de cada noche envía señales claras al cerebro de que se acerca la hora de dormir.

Si continúa con insomnio después de varias semanas de aplicar estos cambios en su comportamiento, hable con su médico o considere consultar a un especialista en trastornos del sueño.