El caso de Patricio Serjal, sospechado de corrupción en una causa asociada a una red de juego clandestino en la región junto a Gustavo Ponce Asahad, sacudió el tablero del Poder Judicial y desembocó en su renuncia como fiscal regional de Rosario y fiscal de grado. «Varios colegas atravesaron situaciones al borde de lo irregular», aseguró el representante de la Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Sebastián Narvaja. Desde la organización habían pedido la dimisión urgente del ahora exfuncionario.
Serjal será acusado formalmente en una audiencia imputativa sospechado de recibir coimas a cambio de protección a una banda delictiva dedicada al negocio del juego clandestino, que involucró también a su colega, Gustavo Ponce Asahad, extitular de la unidad especial por Covid-19, volcada a las violaciones de las medidas sanitarias impuestas por la pandemia. La olla del escándalo en el seno del MPA se destapó la semana pasada en el marco de la declaración de un testigo clave en la causa, Leandro Peiti.
«El doctor Serjal carece de idoneidad moral para ocupar el rol que ocupaba», expresó Sebastián Narvaja, al aire de una entrevista en el programa El Puente, que se emite por Radio Mitre Rosario y manifestó el sentimiento de bronca que invade a los miembros de la Asociación de Fiscales «por pertenecer a una institución que se ve manchada (el MPA)». A su vez, reveló que luego de una reunión de la que participaron más de 60 miembros, se decidió elevar un pedido a la Legislatura para que «trate el tema con celeridad y seriedad». Además, contó que durante ese encuentro se resolvió también pedir la renuncia de Serjal no sólo como fiscal regional sino»como fiscal propiamente dicho», algo que finalmente se concretó este lunes.
Comportamientos irregulares
Por otra parte, Narvaja recordó la denuncia que pesa sobre el exfiscal regional por comprar dos autos de alta gama al dueño de una concesionaria dos días después que el MPA archivara una causa en su contra, lo que requirió la intervención del jefe de fiscales, Jorge Baclini y generó fuertes repercusiones sen el ámbito político.
En tanto, afirmó que varios colegas atravesaron «situaciones siempre al borde de lo irregular» con Serjal, entre las que enumeró «sugerir algún comportamiento determinado en un caso o pedir la aplicación de determinado criterio en otro y revocar decisiones cuando el fiscal o la fiscal interviniente estaban seguros que no había por qué hacerlo».
