El bar Stop in Brazil anunció su cierre definitivo. Es el quinto bar cultural que cierra este año. Todos comparten la misma causa: clausuras, mala relación con los vecinos, la falta de una ordenanza que les de un marco de paz. «No es la vida que quiero tener», dijo Sandra Sola, dueña del espacio, a Rosario Nuestro.
El mensaje que la dueña del bar envió a través de las redes fue claro: «Nos cansamos de renegar». Las denuncias de Stop In Brazil no son nuevas. Sola ya había hecha pública la relación con el hotel lindero, desde donde le tiraban botellas y objetos contundentes a la gente que asistía al bar. Sin embargo, la mujer sostuvo que la Municipalidad siempre «se puso del lado» de los vecinos y del dueño del bar (el mismo que del hotel). «La Municipalidad dio lugar a la caducidad de mi habilitación y me clausuró a pesar de la prórroga. Todo, sin importar las denuncias penales y públicas que hice».
El bar Stop In Brazil estuvo abierto durante doce años. Su dueña sostiene que los problemas empezaron en los últimos años, al igual que en el resto de los bares culturales de la ciudad. La problemática se repitió sistemáticamente: al no existir una normativa que regule este tipo de espacios, la ordenanza de la noche se aplica al parecer de los inspectores de turno y las clausuras se hicieron moneda corriente. Las multas y adecuaciones endeudaron a más de un bar cultural que tuvo que cerrar sus persianas. Este año ya fueron cinco.
Sandra Sola renunció a la idea de volver a abrir un bar. Pero no a la de su propio emprendimiento. «Volvemos a renacer con nuestro proyecto de barras móviles de Stop in Brazil. Te llevamos el bar a tu casa», resumió y anunció la mujer. La oferta es de barra móvil de tragos y licuados para fiestas y eventos, incluidos cumpleaños infantiles.