Para garantizar la efectividad en un tratamiento frente a un ataque cerebrovascular es clave su detección temprana. En contexto de pandemia, esto se ve afectado por el temor al contagio, causando que las personas lleguen a las guardias de manera tardía.
La World Stroke Organization alertó sobre esta situación a nivel global y monitorea continuamente el impacto de la pandemia de COVID 19 en los pacientes y el cuidado del ataque cerebrovascular. En esta línea, se realizó una encuesta desde mediados hasta fines de abril para medir el efecto de la pandemia de COVID-19.
La situación en contexto de pandemia
Con respecto a los ingresos hospitalarios, la mayoría de los centros informaron una disminución que varió del 8% al 90% con una disminución media de aproximadamente el 40%.
En Argentina, los expertos alertan la misma situación, aunque aún no cuentan con resultados preliminares de estas estadísticas a nivel local.
“En las instituciones de salud estamos detectando una disminución promedio del 60% respecto al año anterior en relación a las internaciones y consultas por ataques cerebrovasculares” señala el Dr. Neurocirujano Lylyk, Jefe de Neurociencias de Eneri y la Clínica la Sagrada familia.
“Entender que el ACV no debe quedarse en casa es clave para entender cómo accionar en caso de percibir los primeros síntomas y garantizar la efectividad del tratamiento,” señala la Dra. Neuróloga Maria Martha Esnaola del Hospital Dr. César Milstein y miembro de la World Stroke Organization.
Los profesionales también señalan que incluso la detección temprana permite la definición de un tratamiento adecuado para el acv con un posterior monitoreo a distancia. Para garantizar esto es clave que los pacientes recurran lo antes posible a los centros de salud para su tratamiento.
El ACV y sus síntomas
El ataque cerebrovascular (ACV) es la primera causa de invalidez en los adultos y es la segunda causa de muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un ACV por año.
Los ACV son siempre una emergencia aún en tiempos de pandemia. Ocurren cuando se interrumpe el flujo de sangre hacia el cerebro y sin oxígeno las neuronas comienzan a morir, reduciendo la función cerebral.
Existen diversas clases de ACV: el ACV Isquémico (85% de los casos, un coágulo o trombo obstruye un vaso sanguíneo del cerebro), el ACV isquémico transitorio, en el cual los síntomas se recuperan rapidamente y el ACV Hemorrágico (15%, por rotura de una arteria cerebral).
Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- Falta de sensación, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
- Problemas repentinos para hablar o entender; confusión súbita.
- Problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos.
- Dificultad para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación súbitos.
Otros síntomas importantes, pero menos comunes son:
- Náuseas y vómitos repentinos, pero diferentes a los de una enfermedad por virus debido a la rapidez con que se presentan (en minutos u horas, en lugar de tardar varios días)
- Desmayo breve o período de pérdida del conocimiento (desvanecimiento, confusión, convulsiones o coma).
El ataque cerebrovascular se puede prevenir ya que el 90% de ellos están vinculados a factores de riesgo clave que pueden evitarse a través de conductas saludables. Los especialistas recomiendan que cada una de las personas conozca su presión arterial y nivel de colesterol, haga ejercicio regularmente, consuma alimentos bajos en sodio y grasas, evite el estrés y no fume.
Su tratamiento temprano garantiza menores tiempos de internación, menores causas de invalidez y por lo tanto garantiza una mejor calidad de vida en los pacientes.
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