A partir de este miércoles 16 de diciembre se espera que se aplique un quinto y último aumento de precios del año para las naftas y el gasoil, ya que el Gobierno nacional actualizó el impuesto a los combustibles y esa variable tiene un impacto de 1% en los valores en el surtidor. Las empresas refinadoras podrían aplicar además un aumento superior para compensar el impacto de la devaluación del peso, que desde el último alza de en dólares.
Si bien a comienzos de este año, el Gobierno fue reticente a permitir las actualizaciones de los precios de los combustibles, desde el segundo semestre habilitó a que se aplicaran aumentos mensuales. En realidad, el mercado de combustibles no está regulado, como sí sucede con las tarifas de gas y de electricidad, pero todos los gobiernos inciden en la política de precios a través de YPF.
Desde agosto, las empresas aplicaron cuatro incrementos y acumularon una suba de 14,8% promedio país y de 19,3% en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). El último incremento se produjo el 23 de noviembre y fue de 2,5% promedio país.
A comienzos de este mes se debía aplicar una suba del impuesto a los combustibles, que la Secretaría de Energía dividió en dos y pospuso una parte para mañana (la relacionada con la inflación acumulada en el segundo trimestre del año) y otra para el 15 de enero, correspondiente al aumento en base a la inflación del tercer trimestre.
A pesar de la mayor movilidad por el aflojamiento de la cuarentena, el consumo de combustibles todavía sigue alrededor de 20% debajo de la demanda pre-pandemia. En el sector de estaciones de servicios hablan de una «nueva normalidad» con una circulación más reducida, producto del home office y de las escuelas cerradas, lo que pone en peligro «la supervivencia de muchas estaciones de servicio que hoy operan a pérdida», según dijeron en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (Cecha).
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