Luego del informe que presentó el Gobierno ante el juez de Esquel Guido Otranto en el que apunta al rol de siete gendarmes, los investigadores centran sus sospechas sobre uno de los oficiales que participó del operativo del 1 de agosto en el que Santiago Maldonado fue visto por última vez. Se trata del subalférez Emmanuel Echazú, que fue herido en el territorio ocupado en Cushamen.
Además de Echazú la lista de sospechado por Otranto completan otros seis agentes: Orlando Yucra, Julio Segovia, Juan Carlos Pelozo, Jorge Fortunato, Ramón Vera y Darío Zoilán.
El gendarme sospechado recibió un piedrazo, lo que le provocó una doble fractura de mandíbula. El hecho fue alrededor de las 11.30 en el arranque del operativo que condujo el comandante segundo del Escuadrón 36, Juan Pablo Escola. Tal como este último relató a Clarín en una entrevista, el joven continuó avanzando junto a su superior sin hacer caso a la gravedad de su herida.
Según se pudo averiguar, los investigadores sospecharon desde el principio de Echazú. Y tras el informe que le envió el Gobierno reforzó sus sospechas. Para la Justicia, el subalférez pudo haber actuado violentamente movido por la furia y la adrenalina del momento y haber golpeado a Maldonado hasta la muerte.
Una nueva cronología entregada a la Justicia Federal por Gendarmería Nacional, lo ubica a Echazú alrededor del mediodía en la entrada del Pu Lof. Junto al agente habrían estado el primer alférez Daniel Gómez y los oficiales Coronel, González, Coca Alba y Carmen Saldaño
Echazú permanece de licencia y no ha tenido ningún contacto con los medios. Hasta ahora solo aparecieron unas fotografías en las que se lo observa con el rostro golpeado y la mirada fija. Fuentes del Gobierno confirman que el gendarme “no va a hablar, pero existe y es real y le rompieron la cara”.
Fuente: Clarín