Rosario seguirá conviviendo varios meses más con el coronavirus y es por ello que se empieza a analizar qué medidas se tomarán para que la temporada de verano en la costa de la ciudad se pueda disfrutar con seguridad, cumpliendo estrictos protocolos y tomando todos los recaudos. Playas con círculos demarcados con caños de plástico, piletas al 50 por ciento de capacidad y si hay colonias, que sea con pequeños grupos de chicos y docentes, son las opciones que están evaluando desde el municipio.
La idea primordial es que los balnearios de la ciudad tengan funcionamiento en la temporada estival, siempre en caso que para esa época la situación sanitaria refleje números mucho más bajos que los actuales en cuanto a contagios, por lo que estudian las diferentes posibilidades para llevarla adelante. Tomarán como referencia las medidas que implementaron otros países en sus playas a la hora de elaborar los protocolos.
Por lo tanto, una de las principales iniciativas es repetir en La Florida y la Rambla Catalunya el esquema de círculos utilizados en parques. En este caso, con caños de plástico o una cuadrícula de estacas, y con grupos más chicos, de apenas 4 personas. A su vez, analizan implementar en estas zonas cortes de tránsito para darles más espacio a las personas para caminar y evitar las aglomeraciones.
A su vez, en lo que respecta a piletas públicas, estudian limitar la capacidad al 50 por ciento. Se tendrá en cuenta la cantidad de personas según la superficie por metro cuadrado de agua y de lugares comunes, donde estiman que el público pasa el 60 por ciento del tiempo. A su vez, se lanzaría un sistema de venta online de entradas, para generar de esa manera que concurran las personas ya con sus ticket en mano y evitar largas colas en los ingresos. En cuanto a las medidas de higiene, como el agua está clorada, el foco lo pondrán en las zonas de estancia, recreativas y de uso común. Los vestuarios estarían restringidos y las duchas permanecerían cerradas.
En lo que respecta a las colonias de vacaciones, que dependerán en gran medida de la situación sanitaria para ese momento, si se realizan sería con grupos reducidos tanto de chicos como docentes. Una de las ideas es que los niños se distribuyan en burbujas de 10 por cada profesor (habitualmente eran 25) para que los grupos no se mezclen entre sí. A su vez habría materiales didácticos y espacios personalizados que respeten el distanciamiento y disminuyan el riesgo de contagio.
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