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martes 19 de marzo del 2024

Comenzó el juicio por la muerte del rugbier Genaro Fortunato: «Sentí que había pisado un pozo», dijo la acusada

Pasó casi un año y la tragedia aún permanece en la incertidumbre y en la incógnita absoluta: ¿Qué ocurrió el 9 de septiembre con la muerte del rugbier Genaro Fortunato en San Rafael, Mendoza? Hoy se inició el juicio contra la única acusada, su novia Julieta Silva, quien intenta demostrar que el atropello con su auto fue producto de un hecho casual y desafortunado.

Poco después de las 9 de la mañana, la acusada se sentó en el banquillo para iniciar su declaración. Justo antes de que inicie su declaración se vivió el principal momento de tensión en la sala: ingresaron al recinto los dos padres de la víctima, quienes luego se sentaron apenas a dos metros de distancia de ella.

Durante su testimonio, Silva relató con detalles lo ocurrido durante la madrugada de ese sábado fatídico.

«Volví a buscarlo del lado izquierdo, donde estaba estacionado el auto. Venía mirando para ese costado. Llegué como a una parte oscura, como un túnel oscuro, miraba para este costado y sentí el movimiento del auto, con la sensación de que había pisado un pozo», explicó Silva respecto al momento clave de la muerte de su pareja.

«Vi que venía cruzando un chico en diagonal en el medio de la calle hacia mí, cuando llegué un poco más cerca de él, me di cuenta de que era el de la playa de estacionamiento. Él me hace una seña, me levanta la mano, yo agarré mi mochila, que pensé que me quería cobrar porque me había ido sin pagar. Bajé la ventanilla y me dijo ‘lo atropellaste'», completó en medio de una crisis de lágrimas.

La causa tiene dos alternativas: homicidio simple con dolo eventual y homicidio culposo. La justicia intentará determinar si la joven atropelló adrede a su novio después de una discusión, sin importarle las consecuencias, o si efectivamente no lo vio y el hecho fue producto de un accidente, versión que ella mantuvo desde un principio.

La falta de testigos y las particularidades del incidente condujeron a que se trate de uno de los casos más atrapantes, mediáticos y complicados de las últimas décadas en la provincia de Mendoza.

Los abogados de la familia Fortunato intentarán basar su postura en el testimonio de quien es, hasta el momento, el único testigo directo del hecho: el cuidacoches que se encontraba en las inmediaciones del bar La Mona.

«Están convencidos de que hubo intencionalidad, por lo que pudo ser un ataque de ira; lo que menos van a hacer es tratar de justificar el dolo eventual, ya que Silva, sabiendo en las condiciones en que había quedado Genaro, no hizo nada para evitar el desenlace», afirmaron desde el entorno de la familia al diario local Los Andes.

Por su lado, la defensa trata de posicionar su línea argumental en los trastornos oftalmológicos de la acusada, quien sufre astigmatismo y no llevaba sus gafas puestas al momento del accidente, la pobre iluminación de la zona y las inclemencias climáticas como prueba de que se trató meramente de un accidente desafortunado.

El accidente todavía está presente en la memoria de la opinión pública. La noche del 9 de septiembre de 2017, Silva y Fortunato acudieron al boliche La Mona, en San Rafael, junto a algunos amigos.

Según el relato de Silva, en un principio ambos iban a acudir al boliche en el auto de una amiga. Sin embargo, un movimiento inapropiado de esa conductora llevó a Fortunato a pedirle que se bajaran y así poder ir junto a Julieta en el vehículo de ella.

Silva relató que, una vez en el boliche, Fortunato estaba malhumorado y con intenciones de pelearse con otros jóvenes que estaban dentro del lugar. «Hubo enojos y acontecimientos con distintas personas. Si miraban o algo, él estaba como raro, sacado», afirmó.

Las cámaras de seguridad registraron el momento de la salida de la pareja del bar. En esos documentos, se puede percibir que Fortunato se golpeó en el bajo vientre con una de las vallas del lugar, a lo que la propia Silva acudió a ayudarlo a reponerse. Lo que sucedió en los momentos siguientes forma parte del misterio.

De acuerdo con el testimonio de la acusada, en un principio, ella se sentó en el lugar del acompañante y Fortunato se sentó en la plaza del conductor.

«Él se subió a manejar, puso las llaves. Y me dijo ‘Esperame que me voy a bajar’. Bajó y vi que volvía, iba al lado de la ruta en dirección a la puerta del bar donde estábamos y yo estaba ya cansada de toda la situación, de lo mismo toda la noche y me quería ir. Me crucé al asiento del conductor», relató la acusada.

Y continuó: «Puse el auto en marcha atrás, cuando lo acomodé en dirección a Las Vírgenes, él me aparece por mi ventanilla y me golpea la ventanilla con las manos abiertas, me golpeó como dos veces y yo salí, la última vez que me golpea él se despega del auto, yéndose para atrás, como dejándome ir y esa fue la última vez que lo vi».

Silva recorrió 150 metros, realizó un giro en U y volvió al lugar del incidente, donde finalmente atropelló a su novio que estaba en el suelo. La rueda derecha del auto aplastó el cráneo y provocó la muerte inmediata de Fortunato y el vehículo arrastró el cuerpo del deportista al menos durante tres metros.

«Vi que venía cruzando un chico en diagonal, en el medio de la calle hacia mí. Cuando llegué un poco más cerca de él, me di cuenta de que era el de la playa de estacionamiento. Él me hace una seña, me levanta la mano, yo agarré mi mochila porque pensé que me quería cobrar porque me había ido sin pagar. Bajé la ventanilla y me dijo ‘lo atropellaste’. Yo no entendía nada. Me dijo ‘lo atropellaste de vuelta’. Yo le pregunté ‘¿A quién?’ y me dijo ‘Atropellaste al chico que estaba con vos'».

El caso fue asumido por la fiscal Andrea Rossi, quien en un principio imputó a Silva por homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía, carátula que en caso de encontrar a la acusada culpable, sería penada con reclusión perpetua.

Sin embargo, semanas después, el tribunal compuesto por los jueces Néstor Murcia, Alejandro Celeste y Jorge Yapur decidió quitar los dos agravantes y le indicaron a la fiscala que investigara el hecho como homicidio simple con dolo eventual u homicidio culposo agravado.

Se espera que durante el juicio se escuche la palabra de un total de 55 testigos. El proceso finalizará el 27 de agosto y es posible que se realice una reconstrucción de los hechos. El juicio estará a cargo así de los jueces María Eugenia Laigle, Julio Bittar y Rodolfo Luque.