El budismo constituye un modo de vida mediante el cual los individuos buscan liberarse de la ignorancia, causa del sufrimiento, y conseguir la paz y la felicidad de la mente.
Según la filosofía budista, la verdadera felicidad (“sukha”) se encuentra en el interior y se puede lograr a través del desarrollo personal y espiritual. ¿Pero cuáles son las claves para alcanzar esa felicidad?
El budismo enseña que el deseo y la aversión son las raíces del sufrimiento. Según la enseñanza de Buda, todo lo efímero es dolor, y a su vez, el origen del dolor reside en el deseo. Por tanto, se entiende que la abolición del deseo supone la desaparición del dolor.
Al desapegarse de los deseos materiales y las expectativas excesivas, uno puede encontrar felicidad en el presente y aceptar las cosas tal como son.
Es por ello que se apuesta por un “camino de ocho ramales o del centro”, que conduce a la extinción del dolor: opinión, pensamiento, palabra, acción, medios de existencia, esfuerzo, atención y contemplación.
Además, esta filosofía se basa en la práctica de la atención plena (mindfulness). Esto implica estar plenamente presente en el momento actual, sin dejarse llevar por los arrepentimientos del pasado o las ansiedades sobre el futuro. De esta manera, se puede alcanzar una sensación de paz y sosiego.
La meditación y la contemplación son prácticas comunes en el budismo, puesto que ayudan a calmar la mente y a alcanzar un estado de paz interior, que es considerado un precursor de la felicidad duradera.
Por otro lado, su ideología se basa en comprender que todo en la vida es impermanente, tanto las cosas buenas como las malas. Es decir, según los budistas, entender que todo es efímero nos puede ayudar a mantener una perspectiva equilibrada y a encontrar alegría en las experiencias cotidianas.
Al mismo tiempo, los seguidores del budismo hacen hincapié en el desarrollo espiritual como una de las claves de la felicidad. En este sentido, el camino hacia la iluminación y la liberación del ciclo de sufrimiento (“samsara”) se ve como la máxima realización de la felicidad en el budismo.