Las últimas restricciones que decretó Omar Perotti dispusieron el cierre de cines en la provincia. Este sector solo llevaba abierto un mes con estrictos protocolos, y ante el avance de la segunda ola de contagios se dio marcha atrás.
La situación de los cines es críticas hoy por hoy, teniendo en cuenta que los trabajadores cobran el 75% de su salario y no obtienen extras por trabajar más horas o feriados.
“Estuvimos un año cerrados donde los trabajadores percibían un 75% de salario muy flaco. Había lugares que no se pagaba porque al no trabajar no se cubren los gastos. Las trasnoches de los cines son el fuertes, donde los trabajadores perciben un adicional por trabajar un feriado; todo eso no se cobra más”, aseguró Marta Sánchez, secretaria general del Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (Sutep), en diálogo con El Puente en Radio Mitre Rosario.
El pasado 6 de marzo los cines en la ciudad volvieron a abrir sus puertas después de un año completo, acompañado de un estricto protocolo. Horarios reducidos, lectura de la entrada por teléfono celular, cartelería y un espacio de dos metros entre las personas del público dentro de la sala eran las principales medidas para prevenir contagios en las salas.
“Estábamos muy felices de volver a trabajar y sentar a los empresarios de cines a fines de regularizar o actualizar salarios de trabajadores, porque venimos con un 2020 para atrás. Pero no nos dieron tiempo, en menos de un mes nos volvieron a cerrar”, contó Sánchez.
Desde el sindicato le piden al gobierno de la provincia abrir “por lo menos un turno” con el fin de amortiguar la situación. La secretaria general de Sutep afirmó que para volver a abrir en marzo, tras un año de persianas bajas, “los empresarios invirtieron muchísimo dinero para garantizar los protocolos. Estos dentro de cines eran impecables. Consideramos que si bien existe la pandemia y es grave la situación, por lo menos nos hubiesen dejado un turno para abrir, porque no hubo un solo contagio en cines”.
En esa línea, Sánchez argumentó que los protocolos en las salas de cines “eran uno de los mejores y más seguros de la ciudad. Es más seguro ir al cine que ir a comprar un pantalón a un negocio”.
