El Cigarrillo Electrónico ingresó fuertemente al mercado con un eslogan implícito y falaz: “Sirve para dejar de fumar”. A diferencia de los años ’50 y ’60 fumar cigarrillos de nicotina dejó de ser “cool”, sino que la tendencia creciente es cuidar la salud y el medio ambiente. Por eso, en la mayoría de las ciudades del país no se puede fumar en espacios cerrados. Rosario adhirió a esta normativa en el 2006.
Si bien hay casos testigos en los que exfumadores afirman haber dejado el hábito con los vapeadores, científicamente no está comprobado. Esto derivó en que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) lo prohíba en 2011 y ratifique la decisión en 2016.
El auge en Rosario se aferra al «vacío legal» que hace que se venda libremente no sólo en Facebook o Mercado Libre, sino también se ofrezca en vidrieras de locales a la calle de la ciudad, en negocios especializados y en tabaquerías de primer nivel. Según expresan en el Ministerio de Salud de la Nación la intención es no incluir otro producto que lleve a la gente a consumir nicotina, porque saben que “no sirve para dejar de fumar” y que “el 80% termina enganchado con las dos cosas”.
Para muchos fumadores de cigarrillos electrónicos se trata de una transición para lograr dejar el pucho. Hasta tanto, el espiral de consumo de aceites, con mayor o menor graduación de nicotina, aparatos vapeadores y demás accesorios, es creciente. Un equipo básico con un frasquito de aceite de 3 miligramos de nicotina no baja de los $5.000 en adelante. Dependiendo cuánto se fume, será lo que rinda el tubito de aceite hasta que haya que ir a comprar otro, los cuales rondan entre los $200 y $400.
Morir por vapear
Recientemente un adolescente del Bronx se convirtió en la primera víctima fatal del cigarrillo electrónico en el estado de Nueva York. Según el Departamento de Salud de EEUU, el joven de 17 años ya había sido hospitalizado a principios de septiembre con una enfermedad respiratoria asociada a la inhalación con vaporizadores. Fue readmitido a finales de septiembre y murió el 4 de octubre en el Hospital Montefiore.
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos anunciaron que 18 personas murieron y más de 1.000 se vieron afectadas por unas misteriosas lesiones pulmonares vinculadas con los cigarrillos electrónicos de sabores y la nicotina líquida para vapeo.
En menos de una semana, el número de casos ha crecido un 25 % al pasar de 805 en la semana pasada a 1.080 en esta, de acuerdo a los datos publicados este jueves por los gubernamentales Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, en inglés).
Claramente no es comparable con el cigarrillo común y corriente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco causa cada año más de 7 millones de defunciones, 900 mil de las cuales corresponden a personas no fumadoras que respiran humo de tabaco ajeno. Cerca del 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos medianos y bajos, que son los que soportan la mayor carga de enfermedad relacionada con este producto. El riesgo de cardiopatía coronaria se incrementa en un 25% en cónyuges fumadores pasivos. Y un 18% con exposición en lugares de trabajo.
Frente a este panorama, en Córdoba, la Legislatura unicameral, aprobó un proyecto de ley que prohíbe la venta de cigarrillos electrónicos (vapeadores) y de tabaco a menores de 18 años y su uso en espacios cerrados, además los comercios ya no podrán exhibir carteles de publicidad ni productos con tabaco.
Ese programa tendrá a cargo el control del consumo de tabaco y cualquier otra sustancia que expida humo, gases o vapores, mediante la utilización de elementos tales como los denominados cigarrillos electrónicos, vapeadores y todo otro dispositivo de naturaleza similar, precisa el texto parlamentario.
El caso de Rosario
Un proyecto del edil del Partido Demócrata Progresista (PDP), Aldo Pedro Poy, busca prohibir el consumo de cigarrillos electrónicos en los ámbitos públicos. Si bien la iniciativa ya lleva dos años descansando en el Palacio Vasallo, volvió a estar en la mira tras las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no prosperó.
Tanto la edila María Eugenia Schmcuk como Carlos Cardozo expresaron a Rosario Nuestro que no se puede legislar sobre el cigarrillo electrónico en Rosario porque está prohibido por la Anmat, por ende, no se puede legislar sobre algo que no debería estar funcionando.
La iniciativa de Poy, presentada en el año 2016, proponía prohibir la venta y consumo del cigarrillo electrónico en todos los ámbitos públicos de la ciudad, al considerar que provoca los mismos daños que el común. Además, abría la posibilidad de sanciones en caso de la venta a menores de dieciocho años.
“Para que el cigarrillo electrónico funcione, se tiene que rellenar el dispositivo con nicotina líquida, con lo cual estaría cumpliendo la misma función que un cigarrillo común, solo que en vez de producir humo por la combustión del tabaco, produce vapor por la evaporación del líquido de nicotina”, explicaba el concejal.
Hasta el momento en el Palacio Vasallo no se debatió profundamente sobre si debiese regularse o no la venta y consumo de cigarrillos electrónicos. Si bien no hay ninguna certificación científica que ratifique daños en la salud por su consumo, empiezan a surgir casos mortales de personas vinculadas al vapeo. Estados Unidos es un caso testigo de las consecuencias que está arrojando el vapeo.
«Hay que tomar una posición ahora, no esperar 30 años, como hicimos para regular el consumo de tabaco. El cigarrillo electrónico es menos perjudicial que el regular, pero sí hay efectos en la salud. Y no sabemos a largo plazo», señala Mina Gaga, la presidenta de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS).