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domingo 05 de mayo del 2024

Cara o cruz

La novela de la reforma de la Constitución llegó a un cuello de botella. Este miércoles se llamó a una sesión especial para tratar el proyecto que envió el Poder Ejecutivo y se define su futuro inmediato. Los números son altos y hay muchas voces en contra que hacen poner en duda su viabilidad de tratamiento.

El peronismo se muestra reticente de tratar en los términos que plantea Lifschitz a la reforma de la Constitución. Sobre todo porque si los tiempos son como dice el gobernador, y sale con la reelección del primer mandatario provincial, podría ser reelecto en 2019. Y además, porque la elección de los constituyentes se estaría dando en las cercanía de las fiestas y ellos quieren que sea el año que viene para evitar las especulaciones políticas.

El jefe de la Casa Gris fue claro: que lo defina la Asamblea Constituyente y que ese sea el ámbito para definir si puede ser reelecto o no Lifschitz contando los porotos. Por otro lado, hay algunos pisos de discusión que están consensuados pero sigue siendo ésta la traba para que se avance con la reforma.

Además, Cambiemos es una pieza clave en el éxito o el fracaso de este proyecto y también ha mostrado una resistencia dura contra la reforma en los términos que lo plantea el Frente Progresista. Sergio Más Varela ha hecho comunicados en contra del mismo en el último tiempo y ha dicho que no acompañará su tratamiento. Y sobre todo Federico Angelini, presidente del PRO en Santa Fe, ha sido muy crítico de las formas con las que se le dio lugar a esta etapa reformista. Todo hace pensar que, salvo un llamado salvador de la Casa Rosada, también obtendrá un revés de este bloque.

Por lo cual, se hace difícil pensar que conseguirá los 34 votos que necesita para aprobar esta media sanción. Y además, primero debe conseguir dos tercios de los presentes para poder aprobar el sobre tablas, ya que no ha tenido despacho de comisión aún.

Las mezquindades políticas son muchas. Quedó de lado la unicameral porque los senadores no querían ceder poder. Las reelecciones indefinidas en los cargos ejecutivos y legislativos tampoco querían ser tocadas, y deberán discutirse en una futura asamblea constituyente. Inclusive, muchos no quieren saber nada con que a partir de la reforma se establezcan límites a derechos para los políticos. Pero más allá de esto, lo único que frena su discusión es el tema de la reelección del gobernador.

Lifschitz se cansó, habló con su equipo y decidió llevar esto al recinto. Cara o cruz, y si es cruz, al menos, quedará instalada la idea de la reforma. Pero es la última bala que le queda para jugar su reelección y para que sea su gestión la que haya hecho posible la reforma de la Constitución Provincial.