Brasil, el último país de Occidente en abolir la esclavitud y donde la mayoría de la población es afrodescendiente, es el campeón mundial en la importación de semen de bancos de esperma de Estados Unidos, adonde los brasileños acuden en su mayoría para buscar donantes de piel blanca y ojos celestes.
Datos oficiales de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) obtenidos por Télam indican que crecieron 2500% los pedidos de importación de semen de tres de los principales laboratorios de Estados Unidos por parte de brasileños, ya sean matrimonios heterosexuales, uniones homosexuales o mujeres solteras.
Los datos indican que el 95% del semen requerido por los brasileños en los bancos de donación de Estados Unidos pertenece a ‘caucásicos», en su mayoría de ojos celestes, con cabellos castaño o rubio.
El diario estadounidense The Wall Street Journal reveló la semana pasada el caso de la actriz brasileña Karina Bacchi, madre de un niño de siete meses gestado con semen de un donante estadounidense rubio de ojos celestes.
Bacchi dijo que buscó el material genético parecido con el de ella, que es rubia y de ojos celestes.
Lo mismo hace la mayoría de los brasileños que importa semen en tres de los principales laboratorios de donantes anónimos de Estados Unidos.
Brasil desarrolló el primer informe sobre la importación de muestras seminales para uso en la reproducción humana asistida, realizado por la agencia Anvisa, que también controla medicamentos y alimentos.
Según Anvisa, se importaron desde Estados Unidos a Brasil donaciones de semen de 95,4% de blancos, 1,8% de latinos, 1,2% de asiáticos y 0,2% de negros.
El 51,8% de las muestras importadas por los brasileños son de donantes con ojos celestes, el 23,7% marones y el 12,8% verdes.
El color de pelo fue en su mayoría marrón -63%- y luego rubio -27,2%-, negro -7,2%- y rojo -2,1%-.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), casi el 53% de la población brasileña es afrodescendiente, un dato especialmente significante dado que se trata de un país que mantuvo la esclavitud hasta 1888.
Elegir el color de piel de la minoría blanca brasileña no sólo tiene una razón cultural, sino también económica: los trabajadores afrodescendientes ganan el 55% del salario de un blanco en Brasil, según datos de 2017 divulgados por el IBGE.
En Brasil, la desocupación fue de 12,4% en el tercer trimestre de 2017. Pero no fue igual para todos: entre los blancos el índice fue del 9,9% y entre los negros quedó en 14,6%.
La importación de semen de Estados Unidos fue realizada en su mayor parte por matrimonios heterosexuales, seguidos por mujeres solteras y, finalmente, por parejas homosexuales, de acuerdo a la Anvisa.
«El estado de San Pablo importó la mayoría de la muestras solicitadas a la Anvisa (65%), seguido por el de Río de Janeiro (12%)», indica la estadística de la agencia reguladora enviada a Télam.
Según informó The Wall Street Jornal, que citó como antecedente la «política de emblanquecimiento» de principios del siglo XX que se ejecutó en varias regiones de Brasil tras el fin de la esclavitud, las parejas y madres solteras brasileñas acuden a los laboratorios estadounidenses gracias a que acceden a información detallada de los donantes.
Los bancos de semen brasileños carecen de la información sobre estilo de vida, formación académica, gustos personales y test sobre enfermedades genéticas como sí los ofrecen los estadounidenses.
En paralelo, según la prensa brasileña, creció el número de mujeres que viajan hacia el estado de Florida a parir un hijo estadounidense en un proceso que puede costar unos 25.000 dólares.
La empresa «Ser Mamá en Miami», creada por brasileños que viven en Florida, calcularon que hasta el año pasado, alrededor de 100 mujeres ya cumplieron con su sueño de tener un hijo estadounidense.