En Brasil se viven horas claves, de las más importantes de su historia reciente. La Corte Suprema brasileña deberá tomar una decisión: si Lula de Silva queda preso o si continúa libre. El fallo será determinante para las elecciones en octubre, es que si el ex presidente sale favorecido, uno de los favoritos de la gente continuará con su campaña electoral para volver a ser el mandatario.
El líder de la izquierda fue condenado por un tribunal de apelación a 12 años y un mes de cárcel por recibir un apartamento de lujo de una constructora involucrada en el escándalo de sobornos de Petrobras. Como uno de sus últimos recursos judiciales, el hombre de 72 años solicitó un habeas curpus para evitar su encarcelamiento. El pedido será juzgado a las 17:00 hora argentina (14:00 Brasil).
En Brasilia se montó un importante operativo de seguridad para evitar disturbios. Calles de acceso cerradas y vallado policial en los alrededores del edificio donde se llevará a cabo la votación son algunas de las medidas contra los activistas.
El país se encuentra totalmente dividido, esas diferencias no sólo ocurren en las calles sino también en la justicia. Este lunes, más de 5.000 jueces y fiscales presentaron un manifiesto solicitando que se respete el criterio judicial de que un condenado en segunda instancia, como es el caso de Lula, ingrese a prisión. 3.200 abogados replicaron con otro escrito en defensa de Lula.
Ese mismo lunes, en un acto ante 5.000 personas en Río de Janeiro, Lula da Silva proclamó: «No van encerrar mis pensamientos, no van a encerrar mis sueños» y continuó «Si no me dejan andar, andaré por vuestras piernas. Si no me dejan hablar, hablaré por vuestras bocas. Si mi corazón deja de latir, latirá en vuestros corazones».
Tan magnificada está la situación que la presidenta del Supremo, Carmen Lúcia, grabó un mensaje de televisión para pedir «serenidad» en medio de «estos tiempos de intolerancia e intransigencia contra personas e instituciones».
La votación final durante la tarde de este miércoles promete ser igual de disputada y reñida, tal como ocurre en el país brasileño. Todo quedará en manos de 11 magistrados.