El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, informó este lunes que tenía fiebre y otros síntomas compatibles con el nuevo coronavirus, la enfermedad a la que calificó en reiteradas ocasiones de “gripecita” y de la que su país es el segundo con más contagios y muertes en todo el mundo.
El mandatario le dijo a la televisora CNN Brasil que tenía 38 grados de fiebre y un alto porcentaje de oxígeno en sangre (96%), ambos síntomas compatibles con los de Covid-19, y que por eso estaba tomando hidrocloroquina, un antipalúdico que él y sus colegas de Estados Unidos y Nicaragua, Donald Trump y Daniel Ortega, defienden para tratar la enfermedad.
El mandatario, de 65 años, relató que ya se sometió a un test en el Hospital de las Fuerzas Armadas y estaba esperando el resultado, además de una resonancia magnética de los pulmones que, según él, le dio bien.
El jefe del Estado canceló su agenda para el resto de la semana, pero apenas unas horas antes de informar sobre sus síntomas había saludado a simpatizantes en el jardín del palacio presidencial de Planalto, un hábito del dirigente, que esta vez sí usó un barbijo.
Asimismo, este fin de semana Bolsonaro se reunió con el embajador de Estados Unidos en Brasilia, Todd Chapman, con motivo de haberse conmemorado el sábado el Día de la Independencia estadounidense, y ambos conversaron sin ponerse tapabocas.
Brasil es el segundo país del mundo con más casos y muertos por coronavirus, con 1.623.284 contagios (20.229 en las últimas 24 horas) y 65.487 fallecimientos (620 en el último día), informó esta noche el Ministerio de Salud.
En ese contexto, Bolsonaro se convirtió en uno de los principales referentes internacionales de los sectores que niegan la gravedad de la pandemia y la efectividad de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En paralelo, la ciudad de San Pablo, la más populosa y más afectada por la pandemia con 281.000 casos y 7.600 muertes, entró este lunes en la tercera fase de flexibilización de las medidas de aislamiento con la reapertura de bares, restaurantes y salones de belleza, con un protocolo que incluye una serie de restricciones y horario de funcionamiento limitados.
Bolsonaro, quien en mayo insistió con la defensa del consumo de la cloroquina, apuesta ahora por la vacuna contra el coronavirus y tiene entre manos los ensayos de dos de ellas, una desarrollada por la Universidad de Oxford y la otra por el laboratorio chino Sinovac, esta última coordinada por el centro de investigación Instituto Butantan de San Pablo, que pretende ser testada en 9.000 voluntarios, todos ellos profesionales de salud, a partir del próximo 20 de julio en seis estados del país.
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