El dolor es una experiencia personal que puede afectar todos los aspectos de la vida de una persona, desde sus actividades diarias hasta su bienestar emocional.
Es una respuesta del sistema nervioso sobre algo que no está funcionando como debería. Puede ser un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia, y puede variar su intensidad, ser intermitente o constante, estar en un área específica del cuerpo o generalizado.
Esto ayuda a los médicos a diagnosticar un problema, pero, además, es importante tratar el dolor en sí mismo.
Umbral del dolor
El umbral del dolor es el punto a partir del cual una persona comienza a sentir dolor. Este varía en función de diversos factores como la genética, el sexo, la edad, el estado emocional, el desarrollo físico y las experiencias previas con el dolor.
Algunas personas tienen un umbral del dolor alto, lo que significa que necesitan una mayor intensidad de estímulo para comenzar a sentir dolor, mientras que otras tienen un umbral del dolor bajo y son más sensibles a estímulos dolorosos.
La variación en el umbral del dolor explica por qué algunas personas pueden tolerar más el dolor, mientras que otras experimentan molestias incluso ante estímulos leves.
Estudiar y comprender el umbral del dolor es fundamental en el campo de la medicina y la investigación acerca del dolor. Utilizar esta información es importante para evaluar y tratar a cada paciente, adaptando los enfoques terapéuticos en función de la percepción individual del dolor de cada persona.
Se considera “dolor agudo” a la respuesta fisiológica y predecible que tiene nuestro organismo ante una amenaza física, química o psico-traumática.
Es el dolor que persiste mientras dura el tratamiento o la curación, por ejemplo, en un desgarro, hasta que cicatricen los tejidos involucrados o un dolor muscular. Es algo inherente a la supervivencia del ser humano. Al verse amenazado de alguna manera, el cuerpo desarrolla una respuesta en forma de dolor.
Se trata de una alarma que intenta advertir sobre el peligro del organismo.
Los dolores agudos en particular merecen atención para encontrar el origen, pero a la vez, es importante calmar el dolor de manera rápida y efectiva accediendo a medicamentos eficaces para su tratamiento bajo supervisión médica.
Manejo efectivo del dolor
Los tratamientos químicos para aliviar el dolor implican el uso de medicamentos según la dolencia. Normalmente se utilizan analgésicos y antiinflamatorios que dependen de la localización, la gravedad y la causa aparente del dolor.
Una molestia se puede controlar con analgésicos de venta libre, mientras que un dolor intenso, una cicatrización post quirúrgica, un cólico renal o uterino, dependerá de la indicación del médico y posiblemente sea algo más fuerte que ayude a controlar el dolor.
Es fundamental fomentar la educación y la participación activa del paciente en su propio tratamiento, tener acceso a la información sobre su condición, las opciones de tratamiento disponibles y las estrategias de autocuidado que pueden implementar.
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