Tras la renuncia como director técnico de Boca por la final perdida ante Fluminense en la Copa Libertadores, Jorge Almirón rompió el silencio después de horas de incertidumbre y realizó un posteo en sus redes sociales en el que agradeció a los hinchas por el aguante en Río de Janeiro y a Juan Román Riquelme, vicepresidente del club, «por la confianza» tras haber asumido «en un contexto muy adverso».
El ahora ex DT del Xeneize eligió una foto suya en el césped de La Bombonera y otra abrazado con Alan Varela, joven y talentoso mediocampista central vendido durante su gestión al Porto a cambio de 12,5 millones de dólares, para completar el mensaje que publicó cerca de las 15 horas del lunes en su cuenta de Instagram.
«Me voy con la tristeza de no haberles podido cumplir el sueño de la Séptima, pero con la tranquilidad de haberlo dado todo y de haber puesto a Boca nuevamente en una final de Copa Libertadores», expresa en primer lugar, todavía compungido por la caída del pasado sábado gracias a los goles de Germán Cano y John Kennedy, a pesar de que Luis Advíncula había marcado el empate parcial.
Además, le dedicó un párrafo especial a los dirigentes de la actual gestión, con Riquelme y el Consejo del Fútbol a la cabeza: «Agradezco a Román por la confianza depositada, al Consejo y a todos los que en el día a día nos acompañaron y trabajaron con nosotros. Y en especial a los jugadores. En estos siete meses jugamos un promedio de un partido cada cuatro días, y el esfuerzo, la entrega, el compromiso y la predisposición para con este proceso me llena de orgullo y satisfacción».
El agradecimiento a los jugadores no es una cuestión menor luego de los reproches en el vestuario del Maracaná que tomaron público conocimiento. Si bien la calentura de Nicolás Figal quedó expuesta frente a las cámaras de TV, el resto del plantel le habría reclamado por alguno de los cambios y el planteo con el que Boca salió a jugar el primer tiempo de la final, en el que fue superado por el equipo de Fernando Diniz.
No obstante, el nacido en San Miguel intentó resaltar los puntos positivos de su pase, que terminó con solo tres victorias en los últimos 20 partidos, y recordó que tuvieron que agarrar un fierro muy caliente: «Nos tocó asumir en un contexto muy adverso, con jugadores cuestionados e insultados. Haber contribuido a que hoy esos mismos jugadores sean respetados, aplaudidos y hasta ovacionados es una de las satisfacciones más grandes. Ellos se merecen todo el cariño que la gente les demuestra». Aunque no lo puso literalmente, es probable que haga referencia al peruano, que jugó una final a la altura de las circunstancias. Cuando Almirón llegó, el lateral derecho era cuestionado por buena parte de la hinchada, pero luego cambió esos murmullos con aplausos.
«Uno no se quiere ir nunca de un club como Boca, es una decisión muy dolorosa pero estoy convencido que era lo que el momento ameritaba. Me llevo para siempre en mi corazón el cariño diario que me brinda el hincha de Boca. Ha sido para mí un orgullo dirigir a uno de los clubes más grandes del mundo», argumentó sobre las razones que derivaron en su salida.
Por último, ponderó la masiva travesía que emprendieron los fanáticos xeneizes para estar presentes el sábado en el Maracaná y se despidió con una frase en modo hincha: «Será imborrable la histórica movilización a Río y todos los momentos lindos que vivimos juntos. Sepan que estaré deseándoles siempre lo mejor. Gracias, fuerza y vamos Boca!».