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jueves 28 de marzo del 2024

Afirman que uno de cada tres rosarinos no puede renovar su contrato de alquiler

Uno de cada tres inquilinos no puede renovar su contrato.  Así lo informó un relevamiento elaborado por la Concejalía Popular en el cuál se analizó el caso de unos 1734 contratos. La gran mayoría de ellos tuvo que mudarse a otras zonas o tuvo que bajar su calidad de hábitat.  Mientras tanto, coexisten miles de inmuebles desocupados.

El 32 % de los rosarinos que alquilan en distintos puntos de la ciudad se vieron imposibilitados de renovar su contrato en los primeros cinco meses del año. El informe fue preparado sobre una matriz estadística de 1734 contratos de alquiler con fecha de vencimientos en los primeros cinco meses del año 2019 y reveló que, hay una clara tendencia de expulsión a las periferias o a cambios en las condiciones de vivienda.

Asimismo, un total de 558 contratos de los 1734 relevados no continuaron con la relación contractual. Mientras que, el 40% de los casos modificó su relación contractual y en la zona suroeste, sólo el 11% de ellos.

De la totalidad de los contratos que fueron objeto de estudio, el 84% de ellos son celebrados con la participación de inmobiliarias o intermediarios inmobiliarios y sólo el 16% tienen una relación entre propietario e inquilino. En este último caso, sólo se rescindieron 32 contratos de alquiler. Es decir, el 6 % de la totalidad relevada.

El fenómeno crece cada vez más de forma acelerada al igual que los precios al momento de afrontar una renovación. Tal es así que, del total de los inquilinos que decidieron o no pudieron renovar su contrato, es por esta problemática.

En tanto, el porcentaje promedio de aumento, consolidado en renovación contractual es del 37% y de los no consolidados, un 40,5%.

También existe otro motivo y tiene que ver con las exigencias de las inmobiliarias o propietarios al momento de la renovación.  Las cifras solicitadas triplicaban el valor del contrato de alquiler.

Al igual que las exigencias de las inmobiliarias como, más de una garantía o varios de recibos de sueldos que, resultan lejos del alcance de los inquilinos.

De los inquilinos que tuvieron que rescindir el contrato de la vivienda que ocupaban, el 37% tuvo que reducir su calidad de hábitat. Mientras que, el 22% se tuvo que trasladar a otros barrios y un 20,5% a casa de sus familiares.

Las pensiones, en tanto, fueron tomando mayor protagonismo debido a que, un 20,5% de los inquilinos debieron mudarse a ese estilo de vivienda y un 8,3% fue desalojado o expulsado a la periferia.