La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) incrementaron en las últimas semanas las advertencias ante el crecimiento del negocio de las vacunas falsas contra el coronavirus, en momentos en los que la escasez de inoculantes afecta el avance de las campañas de inmunización en numerosos países.
“Algunos ministerios de salud y autoridades reguladoras han recibido sospechosas ofertas de vacunas, y también hemos detectado que algunas dosis se reintroducen en la cadena de distribución sin mantener el adecuado almacenamiento en frío”, alertó recientemente en conferencia de prensa el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Según el funcionario etíope, bandas criminales comercializan ilegalmente supuestas vacunas contra la Covid-19 -en su mayoría dosis adulteradas, falsas o rellenadas- en la denominada Internet Profunda, la zona de la la web a la que no se accede con los motores de búsqueda tradicionales.
“Cualquier vacuna comprada fuera de las redes sanitarias gubernamentales podría estar por debajo de los estándares o adulterada, y tiene el potencial de causar graves daños”, advirtió Tedros, quien también instó a los países a extremar la alerta y denunciar cualquier venta sospechosa de vacunas.
Una recomendación similar a la reiterada en numerosas ocasiones por Interpol, que a finales de diciembre emitió un aviso global naranja en el que consideró a este negocio como una «amenaza grave e inminente para la seguridad pública», al calificar a las vacunas como «oro líquido».
«Las redes que están detrás de estos delitos tienen ambiciones mundiales. Ningún país o región puede luchar solo contra este tipo de delincuencia. Interpol está ayudando a los organismos encargados de la aplicación de la ley de todo el mundo tanto a identificar las redes delictivas como a desmantelarlas», dijo el secretario general de la organización, Jürgen Stock.
Confiscaciones de vacunas adulteradas
Las operaciones contra el negocio de vacunas falsas se han multiplicado en los últimos meses.
En marzo pasado, las autoridades aduaneras y militares mexicanas descubrieron dentro de un avión privado un cargamento de casi 6.000 dosis falsas del inoculante ruso Sputnik V con destino a Honduras en el aeropuerto internacional de Campeche, en el sur del país.
Confiscaciones similares también fueron efectuadas en otros estados mexicanos como Nuevo León y Sonora.
En tanto, en Sudáfrica, se decomisaron unas 2.400 dosis falsas en un galpón en los suburbios de Johannesburgo, en el que también confiscaron un cargamento de barbijos falsos tipo FPP2 de la marca estadounidense 3M. Tres ciudadanos chinos y uno de Zambia fueron detenidos en el operativo.
Una red de venta de vacunas falsas de coronavirus fue desmantelada, asimismo, en febrero por la policía en China, que arrestó a 80 sospechosos y decomisó más de 3.000 vacunas en una fábrica clandestina.
«Aunque acogemos con satisfacción este resultado, no es más que la punta del iceberg en lo que respecta a los delitos relacionados con la vacuna contra la Covid-19», declaró entonces Stock, quien recordó que la venta de vacunas en Internet no está aprobada.
Interpol asegura que las denuncias sobre este negocio ilegal -cuyas ganancias no bajan de seis dígitos- son cada vez más frecuentes, dado que las bandas criminales intentan estafar a organismos sanitarios y geriátricos.
En República Checa, el Gobierno denunció en varias ocasiones haber recibido ofertas para adquirir vacunas de AstraZeneca a través de presuntos vendedores de Dubai y Emiratos Árabes, mientras que la región italiana de Veneto recibió ofertas para adquirir 27 millones de dosis por parte de intermediarios anónimos, lo que activó las alarmas del Gobierno central.
Según cifras de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), las diferentes estafas u ofertas falsas representaban a principios de abril unas 1.000 millones de dosis de vacunas falsas por un precio total de casi 14.000 millones de euros.
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