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jueves 28 de marzo del 2024

Adicción al sexo, qué es y a quiénes afecta

Por Silvana Savoini, sexóloga.

La Sexología y la Adiccionología son campos minados de prejuicios, mitos, tabúes, saberes populares distorsionados muchas veces, que constituyen territorios de entrecruzamiento entre la ciencia y la moral, que implican discursos sociales, institucionales, políticos, y académicos, en donde es importante difundir conocimiento científico para la promoción de la salud.

Dentro de la comunidad científica y de los profesionales de la salud, no hay consenso absoluto sobre la problemática. Al mismo tiempo es un tema fuertemente instalado en los medios masivos de comunicación, a partir de la autoproclamación de algunos famosos como Michael Douglas, Tiger Woods, Lindsay Lohan, Sharon Stone, Hugh Grant, George Michael, sólo por nombrar algunos.

Lo primero que típica y erróneamente se asocia con la Adicción al Sexo es la noción de “exceso”, aplicando un criterio cuantitativo para establecer lo patológico. De por sí, delimitar los “excesos” en sexualidad humana es un terreno resbaladizo. Parece que tenemos una imperiosa necesidad de definir lo normal y lo patológico para saber dónde estamos posicionados. Pero los parámetros de normalidad y patología en Sexualidad Humana se han ido modificando a lo largo de la historia.

Uno de los principales aportes para la revisión de los criterios de normalidad y patología de las prácticas sexuales humanas, lo hizo Alfred Kinsey, con la publicación de los Informes respecto a la sexualidad masculina (Kinsey, Pomeroy & Martin, 1948) y femenina (Kinsey, Pomeroy, Martin & Gebhard,1953), a partir de una investigación a gran escala que relevó las prácticas sexuales de la población estadounidense de aquel entonces, concluyendo que muchas de las actividades sexuales hasta ese momento consideradas “anormales” desde un criterio normativo en función de los ideales establecidos acorde a la moral de la época, en verdad eran realizadas por la mayoría de la población por lo demás considerada “normal”.

La investigación de Kinsey promovió la modificación de los criterios de normalidad, estableciéndose a partir de entonces en función de la norma estadística. Esto amplió de manera significativa lo que se consideraba “normal”. Actualmente, el criterio para establecer lo patológico es la vivencia de malestar (para sí mismo o para otros) generado por un comportamiento sexual (en coherencia con el significado de la raíz griega de la palabra “patología” que se compone de pathos, padecimiento, y logos, estudio).

Retomando la noción de excesos sexuales, el hiper-erotismo ha sido descripto por la medicina con diferentes criterios a lo largo de la historia, acuñando términos como “ninfomanía” para la mujer, o “satiriasis” para el varón; del mismo modo que el pluralismo ha sido considerado una perversión, denominada “donjuanismo” para el varón, o “mesalinismo” para la mujer (en alusión a Mesalina, esposa de un emperador romano, que se transformó en leyenda por su fama de seductora) (Domenech, 1961).

Pero el parámetro cuantitativo no es el adecuado para pensar la Adicción al Sexo, la que debemos encuadrar en las Adicciones No Químicas o Adicciones Comportamentales.

¿Qué es la Adicción?

Adicción deriva del vocablo latino addicere, “condenar”, condenado a servilismo involuntario, a cumplir con las demandas de la dependencia, a ser esclavo de su propio comportamiento.

Las consecuencias inmediatas del comportamiento que se realiza compulsivamente (de gratificación o de alivio), son más potentes que la conciencia de los riesgos y perjuicios que ocasionan. No obstante este comportamiento compulsivo debe diferenciarse de los síntomas que se presentan en el Trastorno Obsesivo Compulsivo, ya que se trata de otro tipo de compulsiones.

“Se define la Adicción Comportamental como el fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos a repetir una conducta comprometedora, la cual domina paulatinamente la vida del sujeto, siendo desadaptativa, persistente y recurrente, alterando la continuidad de su vida personal, familiar y laboral.” (Cía, 2006)

En las adicciones se activan unos circuitos neuronales conocidos como “haz de la recompensa” Olds y Milner (1954) afirman que las zonas que participan en la auto-estimulación del haz de la recompensa cerebral, son las que normalmente participan en los efectos placenteros de las recompensas naturales (normalmente provocados por la comida, el agua y el sexo), vinculados con la liberación de dopamina (neurotransmisor asociado al control del movimiento, al placer, a la atención, la memoria y la motivación).

La persona que padece una adicción, lo que intenta reencontrar es la experiencia del incremento dopaminérgico que obra subjetivamente como un analgésico para el dolor de existir, elevando el estado de ánimo, más cuando más angustiado o estresado se encuentra el sujeto.

En la Adicción al Sexo, no se persigue el placer sexual en sí mismo, sino mitigar angustias y ansiedades que se adormecen con el efecto “embriagador” de la dopamina.

Encontramos definida “la Adicción sexual como una forma de conducta que puede operar ya sea para producir placer o para proveer un escape al disconfort interno, caracterizando a la misma como una falla para controlar la propia conducta sexual y el mantenimiento de la misma, a pesar de las consecuencias significativamente perjudiciales.” (Cía, 2006)

               

Características de la Adicción al Sexo

  • Un esquema de comportamiento sexual compulsivo (es decir, que se lleva a cabo pese a que la persona sea consciente de las posibles consecuencias perjudiciales para sí misma).

 

  • La búsqueda compulsiva de actividad sexual, gobierna todo el espectro de actividades de la persona (organiza su agenda en función de propiciar las actividades sexuales, siendo capaz de suspender compromisos laborales, sociales o académicos de forma sistemática).

 

  • El tiempo, las energías o el dinero invertidos en las actividades sexuales, interfieren con otras áreas vitales de la persona implicando pérdidas significativas de orden personal, afectivo, laboral, académico, económico o social en general

 

  • Las actividades llevadas a cabo generan culpa, malestar, remordimientos, vergüenza, o ansiedad, antes, durante o después de llevadas a cabo

 

  • La persona cree decidir libremente sus acciones, pero si intenta detener el comportamiento toma conciencia de que no está bajo su control

 

  • Se produce un reforzamiento negativo a partir de que la ejecución de la conducta sexual compulsiva reduce o elimina la tensión, ansiedad, o angustia previas al comportamiento

 

  • La expectativa de incentivo positivo (ansias) que genera el comportamiento sexual compulsivo activa los circuitos de recompensa dopaminérgicos que refuerzan positivamente la conducta.

 

  • Puede manifestarse en todo el espectro del comportamiento sexual: encuentros sexuales, masturbación, consumo de pornografía, cibersexo, sexting, etc.

 

  • Existe una marcada tendencia a la recaída una vez que la persona abandona esa conducta (sobre todo si se ve expuesta a estímulos asociados a ese comportamiento)

 

American Psychiatric Association (2013) Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition DSM-V. American Psychiatric Publishing. EEUU

Cía, A. Compilador (2006) El trastorno obsesivo compulsivo y su espectro Editorial Polemos

Domenech, Armando (1961) Sexología Humanista Editorial Ergon. Argentina

Kinsey, A.C., Pomeroy W.B. & Martin C.E., (1948) Sexual Behavior in the Human Male. Filadelfia. W.B. Saunders

Olds, J. & Milner, P. (1954) Positive reinforcement produced by electrical stimulation of septal area and other regions of rat brain. Journal of Comparative and Physiological Psychology, 47, 419-427.

Pinel, J. (2007) Biopsicología. 6ta. Edición. Editorial Pearson