Los rayos ultravioleta (RUV) provenientes fundamentalmente del sol pero también de fuentes artificiales como las “camas solares”, producen cambios acumulativos y progresivos en la piel.
El sol emite dos tipos de rayos ultravioleta, ambos perjudiciales para la piel: los UVB y los UVA. Los UVB son más intensos entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, horario en el que se recomienda , en lo posible NO exponerse al sol, incluso con protector.
Por otra parte, los UVA son altos durante todo el día. Es importante destacar que estos rayos son nocivos durante todo el año y que atraviesan vidrios, es decir que si una persona pasa mucho tiempo detrás de un ventanal o manejando un vehículo, también debe utilizar protector solar.
¿Cómo protegerse sin privarse de disfrutar el verano?
La doctora Virginia Mariana González especialista en Dermatología comparte las siguientes recomendaciones:
Lo más importante es usar protectores solares de amplio espectro, lo que significa que tienen cobertura para ambos tipos de rayos ultravioleta A y B, lo que debe estar especificado en la etiqueta.
Hoy en día existen protectores solares con texturas muy variadas para elegir según el gusto y la actividad de cada persona: gel, crema, emulsiones en base acuosa, spray, polvo, bruma, barra para uso en párpados y labios, etc.
El factor del protector solar (FPS) debe ser idealmente igual o mayor a 50. El SPF indica solo la protección contra los UVB.
Se recomienda usar el mismo factor para todo el cuerpo. Si la persona presenta otros problemas cutáneos previos, debe consultar con un dermatólogo acerca de qué factor usar y si es conveniente la exposición a pesar de utilizar el factor más alto.
La aplicación del protector solar debe realizarse 15 a 30 minutos antes de exponerse al sol y en todo el cuerpo (para un adulto sería el equivalente a un pocillo de café). Es común olvidarse de poner protector en las orejas, el dorso de las manos, el dorso de los pies y el cuello, por lo que es importante recordar que todas las partes del cuerpo son afectadas de igual forma.
Se debe aplicar protector cada dos horas, luego de transpirar mucho, o después de haberse mojado el cuerpo.
No hay que reducir el factor del protector solar a lo largo del tiempo. Estar más bronceado no implica que ya no se necesite protección, sino lo contrario. La piel bronceada ya sufrió daño, y hay que seguir cuidándola.
Primero hay que colocarse el protector solar: como regla nemotécnica, Primero Protector (PP) y unos 15 minutos después el repelente de insectos.
Para las personas alérgicas, con piel muy sensible o que no quieren usar filtros orgánicos, existen protectores solares con filtros inorgánicos o también llamados minerales.
Los menores de un año NO deben exponerse al sol de forma deliberada. A partir de los 6 meses, para exposiciones cortas que no puedan evitarse, se puede colocar un protector solar especial para niños, en las áreas del cuerpo que no les cubra la ropa.
Hoy en día hay algunos filtros nuevos que protegen contra una parte de la luz visible, que es parte del espectro solar y también es emitida por las pantallas (computadoras, teléfonos). La luz visible produce envejecimiento de la piel y manchas. Esos filtros presentes en algunas marcas de protectores, protegen contra la Luz visible de alta energía. Los protectores solares con pigmentos (con color) protegen contra todo el espectro de luz visible. Por ello, frente a una piel con tendencia a mancharse, es ideal elegir el protector facial con color.
Por último, ante cualquier inquietud puntual sobre qué marca, presentación o factor utilizar, debe consultarse a un profesional de la salud ya que no todos los protectores tienen igual composición y cosmética.
¿De qué otras formas protegerse?
Se pueden tomar descansos del sol utilizando una buena sombra: se debe estar bien cubierto, ya que hasta un 50% de la radiación del sol puede traspasar telas finas y cualquier otro material sutil.
La ropa es uno de los mejores aliados en protección solar: es aconsejable usar prendas con manga larga, pantalones largos y sombreros con ala ancha (más de 10 cm). La ropa blanca es más fresca pero protege menos, mientras que la negra o de otro color oscuro es más calurosa, pero cubre más de los efectos del sol.
Las nubes y el agua no filtran la radiación: si el día está nublado o se ingresa al mar o a la pileta, de igual forma, se debe cuidar del sol.
¿Qué hacer frente a las quemaduras solares?
Ante enrojecimiento leve, se debe utilizar en gran cantidad algún producto post solar para hidratar y curar la piel. Es muy importante hidratarse con agua y jugos naturales. Es necesario esperar a que la piel esté recuperada para volver a exponerse al sol. Pero si la lesión es más seria, hay que consultar con un especialista.
Es importante recordar que, al menos una vez al año, se deben controlar los lunares y manchas del cuerpo con un dermatólogo.
Por último, frente a algún lunar, mancha o lesión nueva diferente al resto o que cambia, o una “herida” que no cura luego de un mes, hay que consultar cuanto antes con un especialista.