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jueves 25 de abril del 2024

Abrir las puertas de la percepción más allá de la vista

En tiempos de innovación tecnológica; de selfies, celulares y posteos permanentes en las redes, la imagen marca el pulso de la realidad. El sentido que gobierna el contexto presente es, sin dudas, la vista. Concebir una experiencia perceptiva fuera del ámbito de lo visual parece complicado por estos días. La propuesta del Teatro Ciego, conformado por múltiples actores, va precisamente en esa dirección: desafiar, sobre tablas, las reglas de la percepción. Sumergirse en un viaje de sensaciones donde la vista no existe. Todo, a través de una fuerte interacción con el público.

El Teatro Ciego es una técnica que desarrolló el director Gerardo Bentatti después de haber visto un espectáculo en total oscuridad en un festival cordobés. Pero además es una institución única en el mundo, que él mismo fundó con la novedad de incorporar intérpretes no videntes al escenario. Así lo cuenta Ilan Branderburg, coordinador general, en diálogo con Rosario Nuestro, antes de la presentación de la obra Un viaje a ciegas, los próximos 8, 9 y 10 de marzo en Plataforma Lavardén, en dos funciones: a las 20:30 y a las 21:30 horas.

«Es una experiencia con música en vivo, con aromas, con efectos de sonido…Con todo menos la visión, donde los actores trabajan alrededor de los espectadores», explica y enfatiza que la apuesta «es una historia de amor y de humor», explica telefónicamente el director desde la capital.

En palabras de Brandersburg, Un viaje a ciegas es precisamente eso: un viaje, donde el que presencia pasea por distintas épocas y lugares «como si estuviera ahí». Un bar de Buenos Aires en los ’40, una playa o una fiesta de los ’60, son algunas de las paradas de la travesía. Más tarde, el coordinador de la agrupación pone el foco en la historia del grupo en Buenos Aires y advierte que la inclusión de artistas ciegos permitió un perfeccionamiento de los shows aunque aclara que el eje de las performances «no está puesto justamente en la discapacidad», pero sí implica una indudable «oportunidad de trabajo actoral para personas que en otros ámbitos les resulta casi imposible». Casi la mitad de los intérpretes son no videntes o tienen algún  grado de disminución visual.

El Teatro Ciego pasó por distintos puntos del país- sólo en 2017, alrededor de 40 ciudades- y del mundo: México, Chile, España y Bolivia, fueron algunos de los sitios donde mostró su arte. En la actualidad,  tiene ocho espectáculos en cartel repartidos por distintos rincones. Una experiencia perceptiva- e inclusiva- única que abre nuevos caminos en medio de la hegemonía de lo visual.