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sábado 20 de abril del 2024

El abogado del inspector dijo que el tablero funcionaba y que alteraron el disyuntor

Pablo Andrés Akerman, inspector municipal que dio el visto bueno y habilitó el bar de Mendoza al 600, en donde el 12 de octubre de 2015 murió el bajista Adrián Rodríguez tras una descarga eléctrica en pleno recital, enfrentó este lunes un juicio. “Tenemos que aclarar algunos puntos”, explicó Hector Superti, abogado del empleado municipal en diálogo con El Puente de Radio Mitre Rosario. “En esta causa no se juzgo la muerte del músico, tampoco los sistemas de control, ni se juzgo la licitación de ese negocio. Akerman controló el disyuntor seis meses antes de la muerte del músico y funcionaba, es decir que el tablero fue alterado”, aseguró Superti.

En el juicio, según el abogado, se juzgo “sólo la inspección de 30 a 45 min, diurna visual (sin instrumentos)”, realizada seis meses antes de la muerte del músico. Superti afirmó que el inspector “hizo exactamente lo que tenía que hacer”. Luego agregó que Akerman realizó cuatro observaciones: “Faltaba una contratapa en el tablero, faltaban luces de emergencia, había que poner una soga más de refuerzo en un parlante y poner la tapa de telgopor en un techo”. Pasados los siete días del plazo para realizar los arreglos, Akerman, pasó por el lugar, controló e informó que estaba todo en orden y “no volvió más al Café de Flor”.

Con respecto a los seis que separan la inspección de la muerte del joven músico, Superti, informó que: “Se vendió el fondo del comercio, no se hizo la transferencia administrativa municipal, hubo una importante lluvia que afecto todo el sistema y se contrató un electricista elegido por el nuevo dueño”.