El 6 de octubre de 2014 fue visto con vida por última vez Franco Casco. El pibe de Florencio Varela salió de la casa de sus tíos, en Empalme Graneros, rumbo a la estación de trenes Rosario Norte y, en circunstancias que aún son materia de investigación, apareció flotando en el Río Paraná 24 días después.
Está comprobado que Franco estuvo detenido en la Comisaría 7° del barrio Luís Agote. Los uniformados aseguran que el joven salió caminando de la seccional, pero la Justicia Federal que investiga el caso bajo la carátula de Desaparición Forzada de Persona presume algo muy diferente. Por eso hace pocas semanas el juez Carlos Vera Barros mandó a detener a 30 policías acusados de participar en el hecho, con diferentes grados de responsabilidades.
Según lo que pudo averiguar Rosario Nuestro, las pruebas presentadas por los policías para exculparse no son concluyentes y la pesquisa apunta a que Franco fue asesinado a golpes dentro del penal de la Séptima y arrojado al río para esconder las pruebas.
En el ojo de la tormenta también se encuentran profesionales del Instituto Médico Legal, señalados por irregularidades en las pericias realizadas al cuerpo de Franco, situación similar al caso de María de los Ángeles París. Elsa Godoy, la mamá de Franco, murió exigiendo justicia.