«El monumento público a Carlos Monzón ¿no es incompatible con una sociedad que condena los femicidios?» Con esa pregunta, la Mesa Ni Una Menos Santa Fe convocó este miércoles a las 19 a recordar, a 30 años, el femicidio de Alicia Muñiz y repudiar el monumento y homenaje al boxeador emplazado en la costanera de la capital de la provincia. A lo largo de la manifestación, se llevarán a cabo intervenciones artísticas. También se convocó a participar con zapatos de taco rojos (o de cualquier color) para colocar al pie de la figura del boxeador santafesino.
Ni Una Menos Santa Fe difundió, de cara a este miércoles, un documento en el que denuncia y señalan los espacios de violencia simbólica que se gestan en los lugares públicos. «No solo son verificables en las publicidades que encontramos en el espacio público, sino que en los monumentos y esculturas se nos representa en un papel subordinado, por lo general anónimo, sacralizadas en roles patriarcales y en alegorías abstractas de femeninos, la libertad, la justicia, la belleza. Los monumentos son portadores de mensajes y alegorías en lo que muestran como en lo que ocultan», dice el documento.
La denuncia comienza invitando a un recorrido por la Costanera Oeste santafesina, donde, se señala, abundan los grandes monumentos a varones, desde Artigas a Monzón. La única mujer representada en el paseo es Ana Frank, cuya estatua fue, hace unos meses, decapitada. Este miércoles, el foco está puesto en el monumento a Monzó: «La parte no develada; pero que hace a la persona es que ese campeón mundial también es un femicida. Alicia Muñiz era una mujer de 33 años que tenía sueños, proyectos, un hijo pequeño que era de ambos. (…) El femicidio de Alicia Muñiz se convertiría en emblemático porque permitió dar visibilidad a la violencia de género que por primera vez se instalaba en la primera plana de los diarios y se debatía en los programas de televisión. 30 años sin Alicia Muñiz se cumplen este 14 de febrero. Su vida y su muerte confrontada a las glorias deportivas del ídolo popular parecieran tener menos valía».
«Venimos bregando para que no haya discriminación de género en el espacio público y para que este sea un lugar seguro para nosotras. También ser violentadas es pasar frente al Monumento a Carlos Monzón y sentir que se falta el respeto a la memoria de Alicia Muñiz y en ella a todas las mujeres y travestis asesinadas por la misoginia femicida. El espacio público deja de ser espacio de todas las personas para convertirse en territorio hostil, territorio de condescendencia con la violencia machista. El monumento público a Carlos Monzón ¿no es incompatible con una sociedad que condena los femicidios?», cierra el documento.
