La autora de la saga de Harry Potter, reapareció en las redes luego de varios meses de ausencia. La escritora publicó un posteo que generó unagran polémica y terminó con usuarios tildándola de transfóbica.
La escritora inglesa, de 54 años, generó un escándalo al apoyar a Maya Forstater, una investigadora fiscal que fue despedida en marzo por cuestionar los planes del Gobierno del Reino Unido que permiten que los ciudadanos tengan total libertad sobre su identidad de género.
Forstater emprendió una batalla legal contra sus empleadores, al considerar que se le despidió injustamente por expresar que el sexo es un hecho biológico y es inmutable.
El juez James Tayler del tribunal del empleo del centro de Londres desestimó su reclamo y concluyó «la totalidad de la evidencia, que Forstater es absolutista en su visión del sexo y es un componente central de su creencia de que se referirá a una persona por el sexo que consideró apropiado, incluso si viola su dignidad y / o crea un ambiente intimidante, hostil, degradante, humillante u ofensivo. El enfoque no es digno de respeto en una sociedad democrática”. Por esto, el juez determinó que no hubo despido improcedente porque no tenía derecho a ignorar los derechos legales de una persona con un reconocimiento legal del cambio en su autopercepción sexual.
Dress however you please.
Call yourself whatever you like.
Sleep with any consenting adult who’ll have you.
Live your best life in peace and security.
But force women out of their jobs for stating that sex is real? #IStandWithMaya #ThisIsNotADrill— J.K. Rowling (@jk_rowling) December 19, 2019
Conocida la resolución, la escritora salió en su defensa en la red. “Vístete como quieras. Llámate como quieras. Duerme con cualquier adulto que te consienta. Vive tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a dejar su trabajo por afirmar que el sexo es real?», escribió Rowling junto a los hastags #IStandWithMaya y #ThisIsNotADrill que pusieron el mensaje en contexto.
Tras el tuit, las redes explotaron y se llenaron de mensajes de sus fans, quienes manifestaron sentirse desilusionados por la escritora, desaprobaron completamente su postura respecto al tema y la catalogaron como «TERF», término utilizado para referirse a las feministas radicales que excluyen a las mujeres transgénero del movimiento.