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viernes 29 de marzo del 2024

Zampedri tiene razón

Por momentos se hace muy difícil analizar el arranque de año para el Central de Leo Fernández. La cosecha de 4 sobre 9 puntos no es la ideal y la producción futbolística está por debajo de las expectativas generadas y las metas que se trazaron a corto plazo.

Donde radica la dificultad para encontrar una lectura total de los tres partidos oficiales del Canalla está en los atenuantes que fueron apareciendo: las ausencias sensibles en las últimas dos fechas (5 titulares contra Gimnasia y 4 frente a Unión) y la roja cuando se moría el primer tiempo frente al Tate de Maximiliano González.

Jugar sin medio equipo titular (Martínez, Camacho, Ruben y Ortigoza, más el jugador número 12 que es Herrera) y un tiempo con uno menos, habitualmente se consideran factores determinantes a la hora de analizar un rendimiento colectivo. A pesar de todo eso, Central ganó su primer partido del año, otra vez golpeando de entrada y de pelota parada.

El calor agobiante y el desgaste físico durante el segundo tiempo, le dieron un marco de sufrimiento al encuentro, que en realidad no existió en el juego. Unión generó muy poco en el complemento y el Canalla defendió bien la diferencia sacada, una vez que se asentó el debutante Cabezas y dejó de atentar físicamente contra todo lo que se movía cerca suyo.

Sin embargo, y a pesar de las excusas que se pueden generar y el marco adverso descripto, hubo lugar para la autocrítica: «Desde que quedamos con uno menos se nos complicó el partido en el segundo tiempo. No podíamos sostener la pelota y cada vez que la lanzábamos yo estaba muy solo, se me hacia muy difícil. Tenemos que mejorar mucho y crear situaciones de gol. Venimos ganando de pelota parada que es bueno, pero también necesitamos asociarnos y llegar al arco con pelota dominada».

Palabras de Fernando Zampedri, quien otra vez fue el hombre más determinante que tuvo Central en cancha. Por actitud, condiciones y potencia, el ex Atlético Tucumán se transformó, ante la falta de Marco Ruben, en la principal referencia ofensiva.

Y justamente él es el principal damnificado de lo poco que juega Central. Debe ser muy difícil, por momentos imposible, correr la cancha en los botines de Zampedri. Solo contra todos, sin compañeros dispuestos a dialogar futbolísticamente, siempre buscando la pelota dividida y chocando de espaldas contra los rivales más fuertes.

En ese juego, Zampedri se destaca, hasta queda la sensación que no está tan incómodo como cualquier otro 9 estaría. Pero la realidad marca otra cosa. El delantero quiere jugar diferente, reclama «asociaciones» y «generación de situaciones de gol», no quiere ir siempre al choque. Sino por una vez, y para variar, que la pelota llegue limpia, adelante y le quede de frente al arco.
Una autocrítica lógica por donde se la mire. Y real. Zampedri no se quedó solo con la «heroica» del resultado a favor, en el escenario adverso por las ausencias y la roja de Gonzalez. Zampedri sabe y es consciente que Central puede y tiene que jugar mucho mejor.