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viernes 29 de marzo del 2024

Rafael Ielpi: “La inmigración le dio la verdadera identidad a Rosario”

La Fiesta de Colectividades es uno de los eventos más esperados por los rosarinos año tras año. Bajo el Monumento Nacional a la Bandera y a orillas del Río Paraná, la celebración deleita con propuestas artísticas y gastronómicas propias de cada cultura desde hace más de 25 años. “Me acuerdo que fue hace mucho tiempo”, dice con nostalgia uno de los impulsores a Rosario Nuestro desde su oficina en el Centro Cultural Fontanarrosa. Rodeado de libros, Rafael Ielpi recuerda los inicios de esta maravillosa tradición.

Durante esos años, no había Secretaría de Cultura en la ciudad pero Ielpi desempeñaba las funciones de tal con entusiasmo bajo la intendencia de Horacio Usandizaga. “La inmigración le dio la verdadera identidad a Rosario”, sostiene aún hoy. En ese entonces, existían diversas asociaciones de colectividades y, reunión tras reunión, decidieron homenajearlas.

En la línea del tiempo, el ahora director del Centro Cultural Fontanarrosa recuerda al comunicador social Ernesto Mariano, con quien crearon el evento con la idea de que se convierta en consecuente dando inicio al primer encuentro de colectividades. “Muy modesto” al principio, detalla. No había muchos stands y las culturas más importantes eran la italiana y la española que, a su vez, estaban divididas en grupos. Entre ellos, los piamonteses o los sicilianos.

La idea fundamental de aquel pequeño grupo trascendió tanto que dos décadas más tarde sigue pisando fuerte en la agenda rosarina. Las colectividades organizadas por Ielpi fueron cinco durante el mandato de Usandizaga y como perla destaca que en ninguna de ellas llovió. “Era un esfuerzo interesante”, expresa y cuenta que trajeron muchas delegaciones extranjeras a sumarle más color a la propuesta cultural.

Al tradicional escenario de la Fiesta, Rafael hizo subir al ballet nacional de México. “Era una maravilla, de una creatividad bárbara”, describe. También al coro polifónico polonés de Varsovia y hasta grupos de folklore búlgaros. A su vez, cuenta que cada edición se destacaba por sus particularidades y recuerda que la situación social de aquella época era otra.

“El primer año fue bastante gente pero este último fue realmente una multitud”, relata Ielpi y antes de culminar agrega una verdad más: “Fue una muy buena idea. Si perduró es porque se encarnó en la comunidad que la tomó como propia, que la motoriza y la sostiene”. Así, las noches de noviembre darán lugar a la 34º edición de la Fiesta de Colectividades, prometiendo superar el millón de visitas del año pasado.