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martes 19 de marzo del 2024

Una mujer gasta en su vida el equivalente a un monoambiente en el centro de Rosario

“Pink Tax” suena como un fenómeno canchero y divertido hasta que nos enteramos de qué se trata.  Monederos, billeteras y hasta cajas de ahorro femeninas son los primeros que sienten su impacto. Su traducción al castellano es menos simpática. El “Impuesto Rosa”  es un costo adicional que se paga en productos o servicios solo por el hecho de estar orientados a mujeres y en comparación a la versión masculina o genérica. A estos “pesitos” de más, se deben agregarles los gastos relacionados a la vida de una mujer: toallitas, anticonceptivos y hasta cremas para el embarazo. Durante el día a día, estas compras suman el equivalente a un monoambiente en el centro de Rosario o a un total de $582.900 ¿Qué más te comprarías con todo ese dinero?

En pleno siglo XXI y en un mundo capitalista poco sorprenden estas cosas. Aunque el concepto de “impuesto rosa” surgió en la década de 1990 en California (Estados Unidos), pasa desapercibido para las mujeres hasta el punto de incorporarlo. Cristina Fiore es una senadora nacional salteña que también lo tenía naturalizado, hasta que empezó a leer diversos artículos que cuestionaban estas estigmatizaciones que enfrenta una mujer por su condición de género.

Francamente los números me sorprendieron”, comenta Fiore en diálogo Rosario Nuestro. También impactan los datos arrojados por el informe presentado por el Centro de Economía Política Argentina en marzo pasado. El análisis realizó un relevamiento de 16 productos en 512 puntos de ventas de todo el país. “Una mujer debe enfrentarse a este tipo de situaciones desde que es  pequeña, pero las naturaliza hasta el punto de no dimensionar la importancia de las mismas”, agrega la senadora. La ignorancia de esta realidad se debe a la falta de información y/o interés por parte de la sociedad.

Ahora, alrededor del mundo, una mujer espera en la cola del supermercado para pagar hasta un 100 por ciento más por la versión femenina de un producto genérico o masculino. Por la cinta de la caja registradora corre una maquinita de afeitar. Es rosa y sale $59,49, a diferencia de la azul cuyo precio es $40,49, es decir un 47 por ciento menos. Le siguen un par de lácteos, uno de ellos un yogurth firme descremado en su versión de pote x2 a $37,05. Sin embargo, la versión genérica sale $25,15. Las diferencias se extienden a muchos rubros más. Cruzando a la farmacia, un ibuprofeno capsulas blandas cuesta un 5 por ciento más al ser versión femenina. En tanto, por una mochila escolar una niña puede pagar hasta 100 por ciento mas, y si de peluquería se habla, sale un 27 por ciento extra para las chicas.

Mientras estos precios golpean la economía de la mujer argentina, Cristina Fiore decidió encarar esta problemática a través de un proyecto que aborde ambos frentes. “Por un lado, erradicar todas aquellas diferencias en los precios de productos y servicios que solo se sustentan en motivos de género. Por otro, eliminar el IVA sobre artículos de gestión menstrual, entendiendo que son de uso básico y esencial”, explica y cuenta que su motivación es colaborar para eliminar estas desigualdades.

El proyecto de ley sobre el “Impuesto Rosa” actualmente se encuentra en las comisiones de Derechos y Garantías y Presupuesto y Hacienda del Senado “esperando su pronto tratamiento”. Para Cristina, hay muchas probabilidades de que se haga realidad. Y sostuvo que el bolsillo de la mujer va a cambiar y “mucho” si se aprueba la ley.  “Es importante que nosotras estemos atentas y evitemos caer en estos abusos del mercado; por más absurdo que suene, hoy sólo podemos defendernos comprando los productos ‘masculinos’, que suelen ser iguales y que sólo difieren en su color o packaging”, resalta.

Ahora queda informarse, tal como lo hizo la senadora nacional. Muchas ya son las que expresaron la importancia del proyecto. Pero sobretodo, “es importante estar atentas a la hora de comprar”. Entre dólar e inflación, esos $582.900 que se gastan a lo largo de la vida solo por el hecho de ser mujer, pueden convertirse en mucho dinero más. Quizás si hay más conciencia, se puede “invertir» ese capital en otras cosas: un par de viajes a Europa, un Audi TT , una casa de vacaciones o hasta ir a un Mundial. Y vos, ¿ya imaginaste en qué?