20°
sábado 20 de abril del 2024

Un río de sangre detrás de otro homicidio con el sello de Los Monos

El ataque fue el jueves por la tarde; pero, para los investigadores, tiene su raíz en problemas viejos, vinculados a antiguas disputas de la zona sur. Fue a las 15.30. Un pibe con la camiseta de Rosario Central se metió en una se metió en una casa de Magaldi al 9800, en la zona oeste, y dejó claro que en Rosario hay familias muy poderosas.

En la mano llevaba un arma, que impresionó a los testigos por su tamaño. Dentro de la vivienda gritó un nombre y comenzó a disparar; casi al instante. Se escucharon al menos seis explosiones y luego los vecinos del barrio lo vieron salir, caminando. Recorrió unos metros y subió a un Volkswagen Bora color gris que lo estaba esperando en el lugar. El coche puso en marcha el motor y se fue de la escena del crimen, con mucha tranquilidad.

La gente de la zona llamó a la Policía y minutos después el lugar se llenó de uniformados. Los empleados del Ministerio de Seguridad se encontraron a Javier R.D., de 37 años, con tiros en ambas piernas y a su cuñado Juan Carlos Schneider, de 42, al borde de la muerte.

Ambos fueron trasladados en una ambulancia del Sies al Policlínico San Martín, pero Juan Carlos no sobrevivió al viaje. De acuerdo al parte médico tenía cuatro heridas de arma de fuego en su cuerpo.

Para los familiares de la víctima fatal el sicario se equivocó de blanco; pero los pesquisas creen que la muerte está vinculada con otro homicidio en el cual estuvo implicada la hermana de Juan Carlos.

Bronca vieja

«La Pato» Schneider y Chabela se odiaban desde hacía mucho. Las dos menudeaban y manejaban soldaditos; incluso algunos aseguran que ambas estaban relacionadas al robo de caballos, pero Chabela pisaba más fuerte. Era una de las vecinas más viejas de la zona y había participado en la organización cooperativa de los carreros del barrio. Tenía un apellido fundamental para el manejo del territorio: se llamaba Petrona Isabel Cantero y era la hermana de Ariel, «El Viejo», padre de «Guille» y «El Pájaro».

Las mujeres se cruzaban seguido, se miraban de reojo y, según cuentan sus vecinos, era cuestión de tiempo para que se enfrentaran. Un joven de Las Flores que charló con Rosario Nuestro está convencido de que el problema “groso” comenzó en mayo o junio, cuando “uno de los hijos de la vieja Cantero le afanó un caballo a `La Pato´” y ella se enteró. Para la damnificada no era un robo más. Demostraba que Chabela y su gente no le tenían miedo y estaban dispuestos a sacarle uno de los bienes más codiciados. Se le burlaban en la cara.

Schneider, que había presenciado como la familia de su oponente caía en desgracia (entre homicidios y detenciones), entendió el mensaje y supo que no podía quedarse quieta, por lo que dio la orden. Durante la noche, sus muchachos se escabulleron y se llevaron uno de los equinos que Chabela criaba en un terreno de la zona. Era una forma de demostrarle que las cosas habían cambiado. No le tenía miedo y estaba dispuesta a demostrarlo. La secuela no tardó.

Unas noches después, los pibes que trabajaban para la hermana de «El Viejo» doblaron la apuesta: le sacaron un caballo y un Pony a «La Pato», pero no se quedaron ahí. La cabeza del Pony apareció colgada junto a la puerta de la casa de su dueña. El enfrentamiento se hacía cada vez más grande y ninguno de los dos bandos iba a parar.

Cara a cara

“La Chabela iba caminando con su hija y su nieta por calle España al 7100. Se cruzó con `La Pato´, se insultaron y Chabela le dijo que no se haga la polenta, que ella tenía un familiar asesinado por un policía, que sabía quién era y nunca había hecho nada. Ahí explotó todo”, recuerda un testigo.

Según la investigación iniciada por el Ministerio Público de la Acusación, esta pelea tuvo lugar el viernes 16 de junio de 2017, pasado el mediodía, cuando Schneider -acompañada de sus soldados-, comenzó a golpear a su enemiga. En medio de corridas, gritos y patadas, se escucharon los tiros.

Petrona Isabel Cantero, de 56 años, recibió un balazo en la panza, que la mató casi en el acto. Su nieta Luisana, de 16 años, cayó al asfalto mientras huía, cuando un plomo se le incrustó en el cráneo —herida por la cual estuvo internada al borde de la muerte y logró recuperarse—.Juliana, hija de Chabela, fue golpeada en forma salvaje por la gente de «La Pato»: “le rompieron toda la cara a trompadas”, aseguran testigos.

Horas más tarde, María de los Ángeles Schneider, de 27 años, y su pareja David Sergio D. fueron arrestados por el homicidio; pero los liberaron días más tarde, por falta pruebas. “Yo no se qué pensar. Porque todos los vecinos vieron a ´La Pato´ con el arma en la mano. Para ella es mucho más riesgoso estar en la calle que en un calabozo; por eso está escondida”, señaló un allegado al caso.

De acuerdo a lo que contaron diversas fuentes barriales, la tarde del viernes 16 de junio (cuando se supo de la suerte de Chabela), Las Flores se caldeó como nunca: “Los pibes daban vuelta en moto, buscando a la gente de ´La Pato´ que ya se había escapado. Se veían muchachos con armas largas, se respiraba violencia, todo el mundo se metió en su casa y la calle quedó desierta. No pasaban ni los patrulleros”.

Para la tardecita de ese día los muchachos que responden a Los Monos habían usurpado 12 viviendas de allegados a «La Pato» y las habían repartido entre los vecinos. Tenían que dejar en claro quienes mandaban. Esa misma noche en las esquinas, mientras los muchachos fumaban y escuchaban cumbia con el celular, comentaban el secreto a voces: desde la cárcel, Ariel Cantero (hermano de Chabela) había bajado la orden de que mataran a todos los implicados en el ataque, junto con sus familiares más cercanos.

La venganza de los simios

El primero en caer se la llevó de rebote. Cuando David Sergio D. fue liberado por la fiscalía, no pudo volver a Las Flores. Sabía que su cabeza tenía precio y necesitaba esconderse un tiempo. Luego de pasar semanas deambulando sin un rumbo claro, decidió quedarse en la casa de su hermano Gustavo, que vivía junto a su mujer y sus cuatro hijos en la colectora del acceso Sur, al 4100, en villa La Manuelita. Pero la información corrió rápido.

La misma noche de su llegada, el miércoles 12 de julio de 2017, un desconocido metió una pistola 9 milímetros por la ventana de la casilla y disparó a mansalva. En medio de los plomos que zumbaban Gustavo Díaz, de 39 años (y hermano de David), cayó muerto y uno de sus hijos, de 10 años, recibió un tiro en la pierna. Cuando fue entrevistada por investigadores, Melisa (la viuda), aseguró que el ataque fue por una bronca con su cuñado.

Diez días después cayó «El Chino», el hermano de «La Pato». “Era un borrachín inofensivo. Andaba siempre mamado pero no se metía con nadie. Un personaje de la zona”, aseguran los que lo conocieron, haciendo referencia a José Schneider, de 40 años, quien fue ejecutado a sangre fría el sábado 22 de julio, minutos después de las 22 hs.

De acuerdo a la versión de los vecinos, «El Chino» caminaba extraviado por Petunia y Guaria Morada cuando un sicario se le paró atrás y le dio un tiro en la nuca desde muy corta distancia. Su cráneo estalló y manchó de rojo el pavimento.

Los conocedores de la saga de venganzas aseguran que los dos ataques fueron perpetrados por el mismo sicario, un muchacho sigiloso muy cercano a Chabela, que busca ganarse el favor de la familia Cantero.