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viernes 29 de marzo del 2024

Un año sin el 10: el día que Maradona gastó 15 mil dólares de teléfono en Cuba y debió recurrir a Fidel Castro

La desopilante anécdota la contó Mariano Israelit, íntimo amigo del 10, que además recordó cómo lo conoció, cómo era el astro como amigo, la última vez que lo vio y qué frase le dijo en ese encuentro.

En el día que se cumple un año de la muerte de Diego Armando Maradona, aquel mediodía del 25 de noviembre de 2020 cuando Argentina lloró por la partida de quien le dio enormes alegrías futbolísticas a un pueblo siempre necesitado de ese tipo de emociones a través de la pelota, Radio Mitre Rosario charló con un íntimo amigo del 10. Mariano Israelit contó cuándo y en qué circunstancias lo conoció, cómo era el astro como amigo, qué le pareció la serie «Sueño Bendito», la última vez que lo vio cuando el Diego le pidió que no lo «dejen solo» y una anécdota desopilante: el día que gastó 15 mil dólares de teléfono en Cuba y recurrió a Fidel Castro.

«Conocí al Diego en el año 82 iba a la escuela con uno de sus hermanos, con Hugo. Fue la época que Diego se estaba por ir a jugar a Barcelona y fui mucho de ir a la casa, compartí almuerzos, cenas con él, con los padres. Después lo vi cuando volvía del Barcelona, cuando tuvo la lesión compartí varios momentos con el», comenzó y agregó que a partir del año 96 empezó a tener más acercamiento a la leyenda y fue donde contó la primera anécdota de la charla. «Nos cruzamos una noche en un boliche, Diego estaba en el VIP y mis amigos querían que lo salude para que pasemos al VIP . Hacía bastante que no lo veía, como un año», manifestó.

«Me quede de espaldas al VIP con mis amigos y de repente siento que me dan un cachetazo en la cabeza y mis amigos se reían, a los 20 segundos, otro cachetazo, Diego estaba tirado en el piso y cuando el se levanta me da un abrazo, ‘Venias a comer a la casa de mis viejos, estas acá y no me venís a saludar‘, me dice. Nos hizo pasar todos al VIP cuando se fueron todos nos quedamos con el dueño y ahí empezó una hermosa relación», relató Mariano.

Israelit sostuvo que Diego era compañero, que podía tener charlas de amistad, se contaban muchas cosas, salían a comer, viajaban juntos. «La última vez que lo vi fines de febrero, principio de marzo, cuando arranco la pandemia. Cuando me estaba despidiendo me dijo ‘no me abandonen, no me dejen solo‘, esas fueron las últimas palabras que me dijo personalmente. Después volví a hablar con él en septiembre, nunca lo dejé de ver, había momentos que no iba porque no tenía relación con Rocío Oliva, a Dubái me invitó Diego, pero no fui», señaló.

Sobre la serie de «Maradona: Sueño Bendito», el íntimo amigo del 10 opinó: «Vi el primer capítulo y no me gustó, me pareció mucha ficción, mucha mentira, por eso la dejé de ver. Si quieren para la segunda temporada contar una serie de verdad, me llaman y les cuento la verdad. La mitad de lo que pasó es ficcionado y no es real».

La desopilante anécdota: el día que Maradona gastó 15 mil dólares de teléfono y recurrió a Fidel Castro para que le perdone la deuda

«Estábamos en Cuba una noche, yo me voy a dormir y Diego estaba en la habitación de él. Le voy a decir ‘¿necesitas algo?’, y me dice que no, entonces me voy a dormir y veo que Diego agarra el teléfono de línea que teníamos, no sé con quién se pone a hablar, pero habrán sido las 11 u 11 y media de la noche, listo, yo me fui a dormir. Al otro día íbamos a ir temprano al golf pero nos quedamos todos dormidos. Se despierta Guillermo (Coppola), que estaba en la casa 1, nosotros en la casa 2, y dice ‘¿y Diego?’. Le digo, ‘la verdad que nos quedamos todos dormidos, el «Pequeño» debe estar durmiendo’. Ahí Guillermo me dijo que suba y que le avise que íbamos a comer, era el mediodía.

Cuando subo, le golpeo la puerta, no me dijo ‘quién es, nada’, entonces a la cuarta vez que goleé me asusté. Nosotros teníamos un mayordomo que tenía todas las llaves, lo llamo, me abre la habitación y veo a Diego acostado en la cama como lo había dejado yo, habían pasado más de 12 horas. Lo veo en cuero con el teléfono en el pecho, se lo saco, cuelgo y le digo ‘dale gordo levantate que vamos a comer, nos quedamos dormidos todos’. Se levanta, se va a bañar, baja, comimos y fuimos al golf después. 

A la semana llega una carta a la puerta de nuestra casa, la levanto y se la doy a Guillermo y le digo ‘¿esto qué es Guille?’ y me dice ‘ah, porque acá lo único que pagamos es el teléfono’. Abre la factura esa y decía 15 mil dólares de llamadas. Guillermo empieza a ver las llamadas detalladas de la semana pasada y me dice que hay 13 horas de una llamada y le digo: ‘Esa es cuando nos quedamos dormidos la semana pasada y yo subí a buscar a Diego y tenía el teléfono en el pecho y yo lo colgué’. Guillermo no sabía como pagarla porque no había un mango, así que le dije que llame a algún medio, que la garpen y hacemos eso.

Cuando baja Diego lo ve con ese papel y le dice ‘¿qué es eso?’ y Guillermo le dice ‘no nada, una boludes’. A lo que Diego le pidió que se lo muestre y vio que eran 15 mil dólares, cuando por lo general venían mil dólares, no venía mucho. ‘Quedate tranquilo que ahora vemos como lo vamos a pagar’, le dijo Guillermo y Diego dijo: ‘No, no, ahora lo voy a llamar a Fidel (Castro) para ver si me perdona esta deuda’ y le pregunto ‘¿para eso vas a llamar a Fidel’ y me dijo que si. Entonces nos sentamos a comer y agarra el teléfono que estaba en el comedor y lo llama. ‘Hola Fidel, cómo estás, tengo un problema, a ver si me lo podés solucionar’, le dijo Diego y Fidel quedó en pasar en un rato». 

Fidel cae tipo 6 o 7 de la tarde, estábamos tomando algo, Fidel entra a la casa, toma un café con nosotros y Diego le dice: ‘Mire comandante, tengo este inconveniente, me llegó esta factura’. ‘¡15 mil dólares de teléfono¡’, le dice Fidel. ‘Le pido disculpas pero me quedé dormido con el teléfono y no tenemos el dinero para pagarlo’. Fidel lo mira y le dice ‘bueno Diego, esta vez te condono la factura pero tené más cuidado por favor. Ahora lo mínimo que podés hacer es invitarme a cenar con ustedes’. Así que se quedó a cenar con nosotros ahí en la casa».