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viernes 26 de abril del 2024

Tres condenados y un absuelto en el juicio por la muerte de «Bocacha» Orellano

El Fiscal Saldutti había solicitado la pena de 17 años de prisión para los empleados de seguridad del boliche, y 19 años para los policías. Pero la resolución del tribunal fue muy diferente.

Este miércoles en el juicio por la muerte de Carlos “Bocacha” Orellano, en febrero de 2020 en la puerta del boliche Señor Ming de la estación Fluvial, la Justicia provincial condenó a tres de loscuatro acusados por la muerte. Sin embargo, las penas fueron muy diferentes a las que pidió la Fiscalía: 17 años para los empleados de seguridad del boliche, y 19 años para los policías.

En la resolución del tribunal, integrado por los jueces Mariano Aliau, Aldo Bilbao Benítez y José Luis Suárez, el policía Gabriel Julio Nicolossi recibió la pena de 12 años de prisión, la policía Karina Gómez 9 años y el patovica Emiliano López 6 años. Otro de los empleados de seguridad privada, Claudio Fabián Maidana, resultó absuelto.

En tanto, Gómez y Nicolossi además fueron absueltos en la acusación de incumplimiento de deberes de funcionario público. Gómez, que estaba bajo arresto domiciliario, continuará en esa condición con una tobillera electrónica.

Vale señalar que mientras el tribunal daba lectura al fallo, en los alrededores del Centro de Justicia Penal, familiares del joven asesinado realizaban una vigilia.

Si bien el Fiscal Saldutti había solicitado la pena de 17 años de prisión para los empleados de seguridad del boliche, y 19 años para los policías, según los alegatos, la diferencia de la pena estuvo fundada en que los agentes además de la paliza incumplieron en sus deberes al no avisar a Fiscalía de la caída al agua de “Bocacha” y por haber recién realizado una comunicación con Prefectura media hora después del hecho, haciendo así ineficaz la búsqueda del joven.

Por su parte, la querella había pedido 20 años para López y Nicolossi, y 23 para los patovicas.

Los fundamentos del tribunal

“Se ha podido establecer que Carlos Orellano concurre esa noche al Boliche Ming para divertirse con amigos, en el mismo tuvo un altercado dentro del Boliche lo que determina que sea retirado por personal femenino de seguridad, lo retiran desde el interior del Vip hasta la puerta, un corto trayecto de no más de 10 metros y esta acción se realiza a las 04 A.M. aproximadamente. Hasta aquí no hay controversias”.

“Luego, a través de testimoniales, filmaciones y prueba científica, este Tribunal ha podido recrear y analizar acabadamente lo que sería el desenlace, es decir lo que ocurrió en el Muelle 3 y proximidades, que es donde las teorías defensistas y acusadoras se encuentran en posiciones opuestas”.

“Carlos Orellano fallece por asfixia por sumersión, se ahoga. Ocurrido este desenlace fatal no previsto por ninguno de los encartados ni tampoco mínimamente representándoselo como hipotética consecuencia, los mismos actúan con desidia no sólo ante la urgencia para solicitar rescate a las autoridades correspondientes sino para luego afrontar sus consecuencias de forma directa tratando de ocultar lo sucedido”.

“El cuerpo de Carlos Orellano habló a través de las pericias científicas las que determinan la existencia de 6 (seis) infiltraciones hemáticas producidas en vida, de escasa maduración, ya que su evolución vital fue detenida por el fallecimiento de la víctima, es decir son golpes que no han logrado madurar para su exteriorización dérmica porque para ello se necesita vida y la misma se truncó por el ahogamiento”.

“Pero a su vez también se determina científicamente que son golpes que no fueron letales ni produjeron escoriaciones en la dermis (piel), esto es congruente con las declaraciones de testigos que vieron tomas de sujeción y forcejeos específicamente lo cual explicaría lo anterior, como golpes en la pierna de Orellano, recordando que la víctima era de contextura física pequeña y mucho más a comparación de López o Nicolossi, y a ellos se les agrega como mínimo Gómez, es eso justamente lo que determina a Orellano a tirarse al Río”.

“Se ahoga, luego los encartados se van, lo dejan a su suerte, no actúan, tardan más de 30 minutos en comunicar la caída al agua de una persona al 911, no llaman al 106, ocultan, pergeñan y falsifican ideológicamente documentos públicos”.