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domingo 19 de mayo del 2024

Tras 26 años, cierra el histórico bar Berlín: «Obedece a una cuestión de falta de capacidad para seguir gestionándolo, y no por falta de público»

El lugar, ubicado en el pasaje Fabricio Simeoni (ex Zabala), baja sus persianas y con el se van incontables anécdotas. La palabra de uno de sus dueños.

Después de casi 30 años, cierra sus puertas el histórico bar Berlín, ubicado en el pasaje Fabricio Simeoni (ex Zabala) en el microcentro rosarino, y con él se van incontables anécdotas, recuerdos y noches de humor, juventud y música.

Lulo Corradín, el dueño del lugar junto a su hermano Fabricio, explicó que la decisión de bajar persianas obedece a una “falta de capacidad de seguir gestionándolo” y no a una cuestión de falta de público. El comerciante, además, deslizó que sueña ver el bar abierto con otra persona a la cabeza, pero confesó que hubo dos negociaciones que no llegaron a buen puerto. En consecuencia, Berlín se despide de años de historia rosarina.

La decisión “obedece no a una cuestión crítica ni de falta de público, pero si obedece a una falta de capacidad para seguir gestionándolo después de casi 30 años. Es mucho el esfuerzo y son negocios que hay que estar muy encima todo el tiempo y sinceramente requiere de un compromiso que nosotros no estamos dispuestos a seguir manteniendo”, indicó Corradín, en diálogo con El Puente (Radio Mitre Rosario).

Si bien Berlín es noticia en estos días por su cierre, su dueño dijo que después de la pandemia el funcionamiento del bar no fue el mismo.

“Cerramos cuando se hace el primer cierre por pandemia y a partir de ese momento las distintas aperturas parciales que permitían abrir optamos por no hacerlas”, aseguró y agregó que “ya a la salida de la pandemia, en el último verano, teníamos la decisión de no continuar con la explotación del fondo de comercio”, es por eso que sus dueños salieron “a buscar propuestas, tuvimos dos negociaciones bastante intensas, pero infructuosamente terminaron resultando dos intentos y a partir de ahí decidimos continuar con la decisión del cierre”, comentó.

Corradín hizo un párrafo aparte y analizó la realidad del centro de Rosario, el cual -a su criterio- se ve afectado por el alto índice de inseguridad. Sin embargo, le sumó que los tiempos ya no son los mismos que hace décadas atrás.

“A mí me parece que el resultado del estado actual de la zona centro obedece a que, en materia comercial, la nocturnidad es parte del desarrollo comercial de una ciudad y eso hay que saber defenderlo. La realidad que vive hoy el centro no es un fenómeno que se dio en corto tiempo, hace 15 o 20 años que la ciudad viene asistiendo a un decaimiento de la zona céntrica y a mí me parece que el error de las distintas gestiones del municipio es que no se vislumbra que haya habido una planificación seria de todo el reencuadre que pretendieron darle al microcentro, y la realidad está a la vista de todos los rosarinos”, analizó.

Y agregó en la misma línea: “Si no podemos brindarle la seguridad a la gente para ir de su casa al centro empieza a ser complejo. No es facilista mi opinión. Hoy por hoy lo que ocurre tiene que ver con eso, la gente está consumiendo mucho más en los centros de proximidad que tienen en los barrios por esta cuestión; también el transporte deja mucho que desear”.

“La seguridad es un problema muy serio en la ciudad y trasladarse al centro dejó de ser lo que era hace 20 años atrás, que era dedicarse un día para venir y desarrollar distintas actividades”, aseveró Corradín.

“Lo nuestro es que no encontramos la manera de darle la continuidad al espacio, no encontramos el operador que nos convenza a nosotros. Cuando tuvimos compradores las dos negociaciones cayeron y la decisión nuestra tiene que ver con el inicio de la pandemia. Todo lo que hicimos hasta acá lo hicimos casi sin proponérnoslo, fue una movida que salió de cero hasta donde llegamos. Gestionamos varios espacios, estamos sorprendidos por el cariño que tiene la gente con la marca, los reconocimientos que hemos recibido, pero la decisión está tomada y no obedece a una posibilidad de mudarlo”, señaló el dueño del bar.

Por último, estimó que el edifico será utilizado para un desarrollo inmobiliario y descartó la posibilidad de que funcione otro bar: “Hoy por hoy el desarrollo inmobiliario seduce a cualquier propietario, y todo el mundo cae en esa cuenta, todo el mundo entiende que es un problema que tiene Rosario que cada inmueble histórico antiguo que se va desocupando sea usado para uso comercial. Es una triste realidad, nadie ha echado el guante para ver cómo se puede revertir un poco”.