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jueves 25 de abril del 2024

Transmitiendo valores tras los muros

Tras ella se agregó la Unidad 2, de Las Flores (visitada por Los Pumas, vísperas del partido con Inglaterra, en Santa Fe), y al igual que en otras unidades penitenciarias argentinas ya es una realidad que un par de días a la semana la ovalada vuele, como una expresión más de las ansias de libertad.

Esta es una experiencia que ya ha sido puesta en práctica en varios países como Sudáfrica, España, Italia, Francia, los venezolanos fueron los primeros en Sudamérica, también Uruguay. Se empezó a implementar en la Argentina en el 2009, en la Unidad 48, de San Martín, provincia de Buenos Aires, donde se formó el equipo «Los Espartanos» que llegaron a ser recibidos por el Papa Francisco, en octubre de 2015.

Las autoridades

En Avenida Francia al 5200, hablar de tackles, scrum, line, maul está pasando a ser algo mucho más común de lo que era hasta hace menos de un año, ya que allí «el fútbol es la demanda mayoritaria, tanto es así que cuando hay una competencia importante, como es un mundial o un sudamericano, quieren ver TV, cosa que no ocurría hasta ahora con el rugby» comentan las autoridades del penal encabezadas por su director Walter Micheloud, secundado por los subdirectores José Hereñu y Lucas Paniagua.

«Todo comenzó -señalan- con el apoyo de la Dirección General del Servicio Penitenciario de la provincia, con quienes empezamos a desarrollar la idea de la Fundación Tercer Tiempo. Dispusimos de un predio, ahora estamos trabajando en armar otro en mejores condiciones y así empezamos, allá por octubre pasado, con un deporte que no es común dentro de una cárcel».

«Al principio -destacan- teníamos una duda sobre cómo lo iban a tomar. Pero felizmente, nuestras expectativas se han visto superadas, porque como mis hijos juegan en CRAI, -dice Micheloud- conozco bastante de este deporte y nuestra duda pasaba sobre cómo iban a reaccionar  teniendo en cuenta la disciplina que exige el rugby como ser conducta y respeto a las reglas, lo cual no es fácil teniendo en cuenta que los internos no han tenido contacto con este juego antes de ingresar acá. Hoy esa duda ya no la tenemos».

«Otra intriga que teníamos -agregan- era el tercer tiempo, pero sin embargo fue todo un suceso, porque mejoró mucho la relación entre ellos, aunque pertenezcan a diversos pabellones. Allí se vio respeto y compañerismo, compartiendo una gaseosa».

Pero la propuesta no solo prendió bien en las autoridades sino también en los internos, tanto es así que más de 80 se inscribieron en un primer momento, pero «luego hicimos un filtro, ya que los evaluamos por pabellón por una cuestión de convivencia y por el espacio disponible. Es así como hoy son unos 30 los que están jugando, más allá de algunos cambios porque son trasladados o se van en libertad».

Surge entonces la inquietud periodística. Sirve practicar rugby dentro de una cárcel? Y enseguida llega la respuesta: «Como autoridades estamos muy conformes, es una actividad que suma. Tenemos bien en claro que el rugby transmite valores, que sirven tanto en la cancha, como también en la vida diaria. En este deporte, te caes y enseguida tenés que levantarte para seguir jugando y eso también hay que aplicarlo en la vida. Ese concepto, está directamente relacionado, con lo que a ellos les toca vivir».

Los entrenadores

En Rosario, quienes han tomado la bandera de «atravesar» con el rugby los muros grises de un penal son los hombres de la Fundación Tercer Tiempo, cuyas caras visibles son Fernando Benítez y Germán Di Leo, quienes han sabido convocar a jugadores de nuestro medio para trabajar lejos del «mundanal ruido».

Ellos entendieron que «el tiempo que pasan aquí adentro lo deben utilizar para algo y fue así como pensamos en armar un proyecto de enseñar rugby en la cárcel. Se lo planteamos al gobernador, nos dio el OK y arrancamos. Fue una gran sorpresa, porque nunca se había visto entre estas paredes una pelota de rugby y nos entusiasmó tanto la idea que también estamos en el IRAR, donde hay menores, y en la Unidad 11, de Piñero. Hoy tenemos unos 16/18 voluntarios que nos acompañan cada vez que venimos a entrenar».

«El primer día de entrenamiento, nos fuimos con el alma satisfecha, plena de felicidad. Si bien hay experiencia de entrenar a los chicos del club (son de Old Resian) acá estás haciendo algo por la sociedad y nos reconforta día a día, no solamente por el progreso rugbístico, sino porque vemos una evolución como personas, porque de a poco vamos imponiendo los valores que tiene nuestro deporte. Hoy tenemos en la Fundación un asistente social para cuando salgan tengan una mejor preparación para insertarse en la sociedad».

Desde el punto de vista de la técnica, también hay sorpresas. Tanto Fernando como Germán coinciden en señalar que «muchos han jugado al futbol en clubes de nuestra ciudad y nos han demostrado aptitudes físicas más que interesantes. A ello le debemos agregar una evolución muy importante en entender el juego y desarrollar destrezas específicas. Pero además han empezado a consumir rugby por los medios, sea por TV o leyendo».

Y hablando de colaboradores enseguida aparecieron dos hombres que «desde la tercera línea» en sus equipos, saltaron al primer plano para transmitir destrezas y valores. Por un lado, toda una muy buena realidad, como es Manuel Rodríguez, el ala de Old Resian, quien empezó hace un par de semanas «cuando me lo comentaron en club, me interesó mucho la idea y acepté enseguida la invitación. Ahora estoy viviendo una experiencia bárbara, aquí me encontré con un grupo muy metido en el tema rugby, muy bien constituido».

A su lado, Iván Corolenco, un veterano de mil batallas, en Las Delicias, con su Universitario querido o en el profesionalismo italiano, pero que sigue dando rienda suelta a su pasión «es algo lindo, estoy fanatizado con todo lo que sea rugby social para llevarlo a lugares donde parece imposible que llegue normalmente, para transmitir nuestros valores, con la esperanza de generar cambios para bien.  Esta es una experiencia totalmente diferente a lo que uno está acostumbrado, porque estás entrando en otro mundo. Lo que ha logrado la Fundación es increíble y hay para más, está el ejemplo de Los Espartanos en Buenos Aires, donde ya tienen hasta una cancha de césped sintético».

Los jugadores

Finalmente, los verdaderos protagonistas de esta experiencia que está dando sus primeros pasos en la Unidad 6 de Rosario. Para Juan José «nunca tuve vinculación con el rugby, la primera pelota que toqué fue acá y es una bendición ver como los maestros se sacrifican haga frío o llueva, nos enseñan el valor que tiene este deporte, donde hay mucho compañerismo, acá se juntan para jugar el flaco, el petiso, el gordo. Ellos siempre nos dicen que así como se lucha en el rugby, también se debe luchar en la vida, pero respetando siempre los valores. Se ha formado un buen grupo con los chicos de todos los pabellones y se armó un equipo al que le pusimos como nombre Los Gladiadores. Sería lindo que cuando salga de acá, pueda jugar en algún club. Sinceramente disfruto de este compañerismo».

Otro «gladiador» como Martín, «jugué cuando era chico, hasta los 18, pero hubo circunstancias de la vida que me llevaron a estar hoy detenido. Pero por suerte apareció esto de jugar rugby lo cual me parece bárbaro, es muy bueno mentalmente, acá se vive como en familia. Nuestra esperanza es que cuando salga puede cambiar de pensamiento, porque nos ayuda espiritualmente para reinsertarnos en la sociedad. Gracias a Dios y a los directores que tenemos esta posibilidad de jugar al rugby, porque en este juego, cuando caes tenés que levantarte y seguir. Jugando queremos demostrar un cambio en nosotros».

Finalmente, Matías encontró «algo lindo, divertido, hay choque, hay contacto, pero por sobre todas las cosas hay compañerismo. Acá nos encontramos con chicos de diferentes pabellones, pero sabemos que este es un deporte donde hay normas que todos debemos respetar. Nunca había jugado hasta ahora, pero cada vez me gusta más. No me perdí ni una práctica».

Fuente: http://rugby.supertry.com/