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viernes 29 de marzo del 2024

«Si no se corta el fuego, se corta el puente»: convocan a piquete por las quemas en las islas

La Multisectorial Humedales llevará adelante la interrupción de la circulación el jueves a las 14. Reclaman respuestas por parte de las autoridades para la prevención de nuevos focos de incendio.

Bajo el lema «Si no se corta el fuego, se corta el puente», la Multisectorial Humedales (MH) convocó a un corte del Puente Rosario-Victoria en reclamo a las quemas en las islas. La movilización está prevista para el sábado a las 14.

La Multisectorial difundió un comunicado titulado «El Delta en llamas». En él, explican la situación actual de los focos de incendio en las islas y la falta de respuestas por parte de las autoridades. Por tal motivo, decidieron llevar a cabo esta medida que provocará una importante congestión en una de las uniones entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos.

«El humo vuelve a tomar la ciudad y es la salud lo que está en juego. Las quemas no cesan y el humedal en estado crítico continúa siendo vulnerado», denunciaron desde el ente conformado por organizaciones que buscan proteger la naturaleza.

Comunicado completo

EL DELTA EN LLAMAS

SI NO SE CORTA EL FUEGO SE CORTA EL PUENTE

El sábado 25 de Junio a las 14 hs convocamos a la ciudadanía a cortar el Puente Rosario-Victoria. El humo vuelve a tomar la ciudad y es la salud lo que está en juego. Las quemas no cesan y el humedal en estado crítico continúa siendo vulnerado.

A lo largo de los últimos días, han sido múltiples los comunicados en relación a la aparición CASI EN SIMULTÁNEO de incendios ilegales en islas del Delta del Paraná frente a San Pedro, Villa Constitución, Pueblo Esther, Villa Gobernador Gálvez, Rosario y San Lorenzo, con más de siete mil hectáreas afectadas. En lo que va de este 2022, se registraron cerca de 4500 focos en la zona denominada Piecas Delta del Paraná, con un total de 60 mil hectáreas arrasadas.

Vimos las fotos de los festejos por el día de la bandera con las columnas de humo de fondo, una postal similar a la de años anteriores y que deseábamos no repetir. Respiramos ese humo que cubrió la ciudad en la certeza de que el humedal se nos sigue quemando y la salud sigue en juego. Los incendios nunca pararon. El humo llega como un recordatorio de que el ecocidio continúa, y la lucha también.

Cuando sentimos que estamos saliendo de una pandemia tras dos años en los que todos los discursos giraron en torno al cuidado de la salud, nos encontramos con que, en contraste, se sigue permitiendo la devastación total de los ecosistemas que hacen posible la vida ¿No se suponía que íbamos a aprender algo de todo esto? ¿No era que íbamos a revalorizar aquello que nos permite vivir y respirar?

Podemos presentar múltiples argumentos para expresar la importancia de frenar las quemas de humedales: podemos decir que son intencionales e ilegales, que se viola el derecho de todos los habitantes a un ambiente sano, que respirar el humo es perjudicial para la salud, que los servicios ecosistémicos de los humedales resultan vitales incluso para la vida en la ciudad, que las especies animales y vegetales que los habitan tienen valor y no deben ser asesinadas, que en las islas también viven PERSONAS cuyas viviendas, sustento de vida y la misma integridad física corren peligro. Y probablemente estemos de acuerdo en cada uno de esos puntos. Pero nada importa si al final lo que prevalece es el lucro y el beneficio económico de unos pocos.

Los focos se multiplican y en el peor de los escenarios: bajante, falta de lluvias, pastos secos, temporada invernal, falta de control, impunidad y un conjunto de seres humanos con poder para quienes la salud y la conservación de los ambientes son bienes transables cuando de engrosar billeteras se trata.

En primer lugar, se impone la necesidad de aclarar que la bajante y la sequía si bien dificultan el combate de las llamas NO son la causa del inicio de los focos. Al fuego lo prenden personas. Y si bien no ha sido posible la identificación de los incendiarios, bien cabe la pregunta: ¿quién podría tener intención de iniciar una quema sino quién se beneficia de ella? En relación a este punto, reiteramos el pedido de siempre: los datos de catastro para poder ponerle nombre y apellido a quienes resultan beneficiarios directos de la devastación del humedal.

Destacamos, además, que más allá de la identidad de quienes inician el fuego, lo que habilita este accionar es la falta de control y la impunidad, ambas groseras y desmedidas. Nos consta por ejemplo que quienes deben ejercer este control carecen de las más básicas herramientas para ello.

Les invitamos a cruzar a Victoria y preguntar con cuántas lanchas cuentan las personas a cargo del control de las casi 400 mil hectáreas que conforman la reserva natural protegida (valga la ironía) Islas de Victoria. Si tienen suerte y encuentran una, preguntar si cuentan con combustible para darle arranque. Preguntar si la justicia entrerriana después de los más de 50 mil focos de incendio ilegales y el millón de hectáreas arrasadas identificó un solo culpable. O labró una sola multa, por ridícula que sea la cifra.

En relación a los faros de conservación propuestos desde el Ministerio de Ambiente de la Nación, con una inversión que ronda los 150 millones de pesos, sí se alzaron algunas torres que de más está decir han tenido un efecto nulo desde un punto de vista práctico. Lo que no está presente, salvo en el presupuesto que justifica los 150 millones, son los destacamentos con drones, cuatriciclos, lanchas y camionetas.

Lo único que resta es advertir una vez más que el futuro inmediato es de alto riesgo, tanto para los humedales del Delta del Paraná como para las personas que habitamos sus riberas. Y advertir también que la paciencia se agota y que no estamos dispuestos a tolerar una vez más la asfixia del humo y la destrucción del poco HUMEDAL que queda en pie.