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miercoles 24 de abril del 2024

Showtime, el viejo fútbol y la nueva grieta

El torneo que empieza el viernes no será uno más dentro del caótico e imprevisible fútbol argentino. Luego de 8 años, los clubes decidieron, con el pedido y el aval del gobierno nacional, terminar con el programa «Futbol para todos» y volver a las empresas privadas. Tal movimiento originó varias modificaciones estructurales que tendrán réplicas y consecuencias, no sólo deportivas sino sociales y económicas.

A pesar de haberlo garantizado en reiteradas ocasiones, el presidente Mauricio Macri no cumplió con su promesa y, a partir de la nueva venta de los derechos televisivos, se terminó la gratuidad de las transmisiones en el fútbol argentino. Desde el segundo semestre del 2017 hay dos empresas privadas (Fox y Turner) que adquirieron, previo pago de cifras millonarias, la licencia correspondiente para transmitir la primera división en el país.

Bajo una estructura netamente comercial, el cambio más significativo es la vuelta del codificado, el “pay per view” argentino. Desde el 30 de septiembre todos aquellos que quieran ver por televisión los partidos tendrán que pagar $300 mensuales. Con la promesa de entretenimiento, calidad, avances tecnológicos y la creación de un programa serio y moderno, las flamantes dueñas del deporte más popular del país tratan de vender y justificar la compra de un producto que a principios de año formaba parte del plan básico.

Dos canales exclusivos con programación propia y 24 horas de deportes, todo en HD, previa y post partidos extendidos con acceso a la intimidad de los planteles son algunas de las propuestas de las señales que apuntan a profesionalizar las transmisiones y mejorar el producto.

El fútbol es un negocio. Nadie discute que detrás de la pelota y por encima de la pasión que enloquece a los argentinos hay intereses económicos que siempre logran torcer la balanza. Los clubes, con números en rojo y economías deficitarias, aceptaron sin dudarlo el dinero fácil y rápido de Fox / Turner. Dinero que en su gran mayoría le debían las propias instituciones a AFA, cuyos montos en muchos casos ni siquiera pasaron por sus tesorerías sino que fueron directamente a la entidad madre.

Detrás del “show bussines”, el cambio de formato y nombre y hasta de la presentación a la europea del torneo nacional, hay intereses ambiciosos escondidos. La llegada de la Superliga se consiguió tomando como referencia el modelo de la Liga de España y escuchando a Javier Tebas, su presidente.

Dicho torneo es dominado en todos sus ámbitos por dos equipos (Real Madrid y Barcelona), los que detentan mayor poder dentro y fuera de las canchas. Justamente el formato de la liga española entrega diferencias abismales entre los dos más grandes y el resto en el reparto de dinero por las transmisiones de los partidos, eje central y todavía sin definición en nuestra Superliga.

Hasta el momento, no hubo acuerdo con la forma de distribución a partir del próximo año, aunque el plan tentativo que se baraja acrecienta aún más la distancia entre Boca – River y el resto. Los equipos rosarinos no sólo corren desde atrás, sino que parecen haber perdido esta trascendental batalla. El tema fue pospuesto en varias ocasiones y su definición se dilata.

A partir de estos cambios significativos, está implícita la sensación de que los mismos tienden a provocar una diferencia aún mayor entre los grandes y el resto. Todo parece indicar que bajo la mirada empresarial con la que se va a mover la AFA, serán Angelici y D’Onofrio (presidentes de Boca y River) los que tengan a mano mayores armas y recursos para combatir. A la disputa despareja por naturaleza se suma ahora la intención deliberada desde la conducción misma de marcar aún más esa brecha.

De por sí, en el mercado de pases que termina el jueves, ya se pueden apreciar los lineamientos y primeras formaciones de esta nueva, pero conocida por todos, grieta. En realidad, históricamente en Argentina fue así, sin embargo las diferencias se habían maquillado en los últimos años a partir de los errores que cometieron los grandes y las virtudes de los equipos que aprovecharon su momento. Ahora, en un contexto más favorable, vuelven a ostentar un poder, todavía fuera de las canchas, aún mayor.

El show del fútbol argentino, con jugadores imitando superhéroes y la promesa de diversión garantizada, arranca el viernes. La vuelta del codificado y los goles otra vez en pocas manos hacen gala del famoso «todo pasa» que popularizó don Julio, demostrando que la historia es cíclica.

Sin embargo, lo que más preocupa, a partir de todos los cambios que se produjeron, es otra cosa. El fútbol rosarino, el del interior en general, tendrá que unirse en pos de defender y ampliar el lugar ganado con sacrificio y esfuerzo. Ante condiciones desfavorables, lo positivo es que todo se define dentro del campo de juego y ahí en el fútbol argentino, parejo e imprevisible, pocas veces se cumplen los pronósticos.