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viernes 29 de marzo del 2024

Sergio Gigliotti sobre la paternidad: “Son los mejores desafíos que un hombre pueda tener»

Papá, suena simple pero profundo ¿no? Las sensaciones que giran en torno a esta expresión son infinitas, y el tercer domingo de cada junio se encuentran para reanimarse. La definición es una pero los significados sobre ella muchos. Hay quienes la sienten con amor y otros con ausencia y dolor. Sergio Gigliotti pertenece al primer grupo, es hijo y también papá. Su historia conmovió cada rincón del país, cuando la Justicia les exigió a él y a su pareja la restitución de Kiki, su hijo del corazón. Inmersos en una incansable lucha, él y su pareja, convivieron separados del pequeño, con el que hoy celebran el Día del Padre.

El deseo de ser papá siempre estuvo presente en Sergio. Un hermano 16 años menor y el ejemplo de su progenitor le despertaron, desde joven, ese instinto paterno “de proteger al más chico”. En un tranquilo diálogo con Rosario Nuestro, cuenta que esas ganas se agigantaron cuando nació su primer hija y aún hoy perduran. Desde entonces su corazón se abrió, conviven dentro de él sus dos hijas biológicas y Kiki, que pronto con su hermanito se convertirán en sus hijos adoptivos. Los sentimientos para con ellos son los mismos, la única diferencia es la espera. “Te vas imaginando un mundo mientras crecen en la panza con unos; otros llegan, vos los conoces y te enseñan a quererlos. Ambas cosas son muy fuertes y muy lindas a la vez”, describe con cariño.

El santafesino llegó al mundo de las Familias Solidarias por su rol de periodista. El amor y contención que tenían para con esos niños lo impactó y en varias oportunidades se preguntó qué podía hacer para ayudar. En ese entonces, la adopción no era una opción y la relación con sus hijas de 24 y 26 años ya completaba su paternidad. De pronto, un “pequeño terremoto” llegó a su vida y lo embarcó en una linda aventura. Sergio estaba dispuesto a acompañar a Kiki hasta que apareciera su familia definitiva pero hubo un quiebre: “No puedo decirte en qué momento sentí que era su papá. Creo que tomé ese rol cuando él me enseñó a quererlo”. No se creía capaz de afrontar las responsabilidades que demanda un niño pero la vida lo sorprendió y comprendió que por algo sus caminos, junto a los de su esposa Cristina, se cruzaron.  

A los 55 años y casi dos décadas después de criar a sus hijas, Sergio decidió apostar una vez más a la paternidad en una sociedad que ha cambiado: “Ser padre es un desafío al que no le esquivo, me inspira amor y quiero enfrentarlo. Es lo mejor que un hombre puede tener”. Dicen que ‘Papá no es el que engendra, sino el que cría a sus hijos’, y él afirma que quiere ser este último, con Kiki y su hermanito, “el que está cuando necesitan una palabra, con el que se pueden enojar si hay diferencias, con el que pueden jugar”.

Los recuerdos se filtran en la conversación y Sergio también habla de su papá, a quien tuvo la suerte de disfrutar hasta bien grande. Las diferencias eran parte de su vínculo, pero si hay algo que resguardó su relación fue el amor que se sentían. “El cariño que tuvo con nosotros es algo que lo caracterizó”, describe mientras todavía aprecia las sensaciones que le generaba pasear sobre los hombros de su papá. Hoy advierte que tanto su presencia y sus ausencias marcaron su paternidad. Por eso, protege a sus hijos como lo hicieron con él y deja algunas obligaciones de lado para compartir tiempos con ellos, acompañarlos en alguna actividad o participar en el colegio.

Las emociones que transitó el día que se enteró que iba a ser padre por primera vez, o aquel otro que entró a la sala de parto, vuelven a invadirlo “¡Qué bendición!” exclama. Verlas crecer sanas a sus hijas en la panza era su felicidad y plenitud. Tantas emociones le hacen reflexionar sobre aquellas personas que desaparecen cuando nace su hijo: “No me entra en mi cabeza que no pueda sentirse parte de esa vida”. Aunque entiende que cada uno tiene una cabeza particular. “Si vos me preguntas a mí, yo quiero ser partícipe desde lo más chico hasta lo más grande”, sostiene.

Aquel 18 de Enero cuando la Justicia le exigió la restitución de Kiki, dejó un vacío en su hogar por más de cuatro meses. “Era imposible vivir sin él” dice y no imagina volver a pasar por lo mismo. Aún no dimensiona ese episodio y cuánto lucharon para que el pequeño vuelva a sus brazos. “Muchos me dicen si nos dimos cuentas hasta donde fuimos. ‘Que se yo’, les digo. Hago lo que hubiera hecho cualquier padre. No me imagino que le saquen un hijo y se queden de brazos cruzados. Quizás ocurre pero desde mi cabeza no lo comprendo”, cuenta. La situación lo fortificó para pelear por Kiki y el amor que sentía fue el motor.

La palabra papá no solo causa sensaciones en quién la pronuncia, sino también en quien la escucha. Sergio comenta que Kiki es una personita “muy atrevida”. El primer tiempo lo llamaba por su nombre. Poco más tarde, cuando le preguntaban por su padre lo señalaba. Los primeros días después de que regresa al hogar de los Gigliotti de sus labios se escuchó “papá mío”. Para todos fue una sorpresa que los movilizó desde lo más profundo, el tiempo separados nada modificó. “¿Te imaginas cuando me dice así? A mi me desborda, me desborda el cariño y me desborda el amor”, se confiesa desde lo más profundo de su corazón. “Me dice ‘papá” y soy capaz de darle la llave del auto”, bromea antes de terminar.

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