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martes 23 de abril del 2024

Ser censista en 2022: «Tengo 56 años, soy desempleada y no tengo la posibilidad de una inserción laboral»

Silvia es rosarina. Desde temprano, a pesar del frío, se calzó la pechera y con una sonrisa entrevista a residentes de hogares emplazados en calle Córdoba y Ovidio Lagos. En total, deberá relevar 32 a los integrantes de 32 viviendas.

Silvia no dudó en inscribirse para ser censista en el relevamiento que se lleva adelante este miércoles 18 de mayo de 2022 en todo el país. Silvia es rosarina y tiene 56 años. Desde temprano, a pesar del frío que cala los huesos, se calzó la pechera y, con una sonrisa, entrevista a residentes de hogares emplazados en calle Córdoba y Ovidio Lagos. En total, deberá relevar a los integrantes de 32 viviendas.

«De diez», comenta la mujer ante los periodistas locales, tras ser consultada por el balance de las primeras horas del relevamiento. «Hasta ahora todos los censados me han mostrado el comprobante del censo digital. Solo en dos departamentos no había nadie y me dejaron un papel con el código en la puerta», agrega. Se la escucha comprometida con la labor que desarrolla.

No es la primera vez que elige participar activamente en un censo. En 2010 también recorrió varias residencias de la ciudad con la misma predisposición, pero esta vez la necesidad económica impulsó la decisión de formar parte del suceso histórico. «me tocó más cerca de la terminal de colectivos», recuerda sobre la experiencia pasada, que califica como «buena y tranquila».

«Yo soy desempleada, soy una persona de 56 años. Desgraciadamente no tenemos (las personas de esa edad) la posibilidad de una inserción laboral fija ni temporal», asegura con angustia y claridad. «Cuando se me presentó esta oportunidad, debido al rango que me tocaba, que es zona céntrica, se dio la posibilidad y hice», asegura con su barbijo negro puesto.

Silvia reconoce las ventajas de la virtualidad que se habilitaron en esta ocasión por el avance de las nuevas tecnologías. «Al tener el código es más fácil, si no hay que llenar un cuadernillo», explica atenta al procedimiento.

Sobre el cierre de la charla, la mujer confiesa que la algidez de la jornada la impulsa a realizar su labor con la mayor celeridad posible. «En la medida que el cuerpo me dé le pienso meter pata cosa de terminar y poder irme a mi casa», cierra y se despide.