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jueves 25 de abril del 2024

Sabrina Olmedo recuerda a su padre

Aquella madrugada del 5 de  marzo de 1988 Rosario amaneció de luto. Nadie encontraba una explicación racional a lo ocurrido en esa maldita terraza marplatense. La muerte del Negro Olmedo, marcó un antes y un después en el espectáculo nacional.  Este lunes, a 30 años de esa fatídica jornada y para homenajear a quien fuera uno de los referentes clave de la ciudad, Rosario Nuestro recupera algunas líneas del diálogo que mantuvo con Sabrina, su hija hace pocos meses.

«Él amaba a su Rosario natal y nos transmitió tanto ese amor a nosotros, que lo siento como si hubiese nacido ahí», dice Sabrina con un cariño que se palpa. «Salir con mi papá era toda una anécdota. Los argentinos somos muy efusivos con los artistas que queremos. Por suerte a él lo querían- y lo quieren- mucho. Cuando íbamos a comer a un restaurante apenas entrábamos se escuchaban los ruidos de los cubiertos que caían de las mesas porque la gente dejaba de comer para mirarlo. Algunos hasta lo aplaudían», continúa en relación a la enorme sorpresa del público al verlo en persona.

Lo mismo pasaba «cuando íbamos a hacer compras, el público se acomodaba en la puerta del local», relata la primogénita quien utilizó su cuenta de Instagram para recordar a su padre.

https://www.instagram.com/p/BYLX5CJF_O8/?taken-by=sabrinaolmedoficial

La actriz, que hoy reside en Miami, expresa que en aquel momento semejante popularidad le parecía «normal» y que recién ahora repara en el impacto que su padre generaba en el imaginario colectivo.

El «Negro» pasó su infancia y adolescencia en la emblemática casa de Tucumán al 2700, en el corazón del barrio Pichincha. Amigo de sus amigos, profesional y respetuoso de sus compañeras, Olmedo es un mito del humor argentino pero, sobre todo,  una insignia rosarina.