El último día de esta semana nos enfrenta a las bajas temperaturas. La sensación térmica en la ciudad rozó los cinco grados bajo cero. En este escenario, entre bufandas, gorros y guantes, Rosario Nuestro recorrió las calles de la peatonal y dialogó con quienes trabajan en la vía pública sin importar las condiciones climáticas. Un florista, un canillita y un vendedor de paraguas compartieron sus experiencias e hicieron un balance de las ventas.
“Bastante esfuerzo” es la frase que resume lo que significa transitar su jornada laboral en la vía pública. “Es una costumbre estar acá todos los santos días”, agregan y sostienen que es cuestión de adaptarse, poco a poco sus cuerpos se “inmunizan” a las bajas temperaturas, aunque no dejan de admitir que se les congelan hasta los huesos.
Dicen, “por suerte”, que no suelen enfermarse seguido, pero reconocen que son precavidos. Algunos se abrigan lo más que pueden, otros intentan resguardarse y esconden entre los rincones un caloventor, mientras esperan que salga el sol. El café es su gran aliado para cobrar un poco de calor y lamentan que al mismo tiempo que desciende el termómetro, bajan las ventas.
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