viernes 17 de mayo del 2024

Rosácea: tratamiento y apoyo domicilario

Por Gimena Rubolino.

La Rosácea es una dermatosis inflamatoria crónica, progresiva, recidivante, que asienta en el área centrofacial de individuos de mediana edad.

Se caracteriza por episodios transitorios de rubor, eritema permanente, telangiectasias, pápulas y pústulas, con ausencia de comedones.

Es una afección propia de sujetos de entre 30 y 50 años. Es más frecuente en mujeres y en personas con fototipos I y II, pudiendo aparecer en individuos que no reúnan estas características.

Tratamiento

  • Ácido azelaico: el ácido azelaico al 15% en gel, aplicado dos veces al día, ha mostrado ser seguro y eficaz, y está aprobado por la FDA.
  • Antibióticos tópicos: se utilizan por su efecto antibacteriano y antiinflamatorio, siendo los más usados la eritromicina y la clindamicina. Son bien tolerados y se han obtenido resultados favorables en la reducción de pápulas y pústulas.
  • Láser: Diferentes tipos de láseres vasculares han sido beneficiosos en la rosácea con eritema y telangiectasias.
  • Cosmiátrico: el tratamiento consta de una cuidadosa higiene de la piel, regular la secreción sebácea, aumentar la hidratación y mejorar el metabolismo celular), una descongestión donde se calmará esa piel sensible y una protección indispensable con pantalla solar.

Medidas a adoptar en el hogar

  • Evitar las sustancias comedogénicas y los ingredientes irritantes como el alcohol.
  • Evitar las sustancias fotosensibilizantes.
  • Incluir ingredientes con función barrera, aumentando así la función aislante del estrato córneo.
  • Aplicar activos protectores a diario.
  • Incluir ingredientes presentes en el estrato córneo. Ya sean de tipo hidratante o de tipo lipídico (fosfolípidos, colesterol, ácidos grasos), con el fin de reparar sus posibles deficiencias.
  • Incluir ingredientes con función barrera. Aumentan la función aislante del estrato córneo.
  • No es aconsejable cambiar de marca de producto con frecuencia, ya que descubre nuevos irritantes.
  • Es recomendable una sesión de limpieza profesional en la que, además de limpiar la piel, es aconsejable la aplicación de principios activos calmantes que disminuyan el eritema y la irritación logrando hacerla más resistente a los factores externos a los que está expuesta.
  • Diseñar formulaciones con pocos ingredientes, ya que, cuanto más sencilla sea la formulación, existe menor riesgo de irritación y de que algunos ingredientes reaccionen entre sí para formar un nuevo alérgeno.