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miercoles 08 de mayo del 2024

Sensatez y sentimientos

Si bien solemos considerarnos seres racionales, lo cierto es que la razón no es lo que prima para la toma de decisiones. Tanto para elegir pareja como para hacer compras, las decisiones surgen de la interacción de procesos cognitivos y emocionales.

El médico neurocientífico Paul Mac Lean (1913-2007) cuya teoría fue cuestionada y sigue siendo controvertida, aportó un modo particular de dilucidar esta cuestión con su postulado de tres niveles de evolución encefálica, integrados en lo que se conoce como la Teoría del Cerebro Triuno o de los “tres cerebros”. Esta forma de pensar el encéfalo no implica una descripción de estructuras anatómicas, sino la conceptualización de sistemas que comprenden circuitos neuronales que dan cuenta de diferentes niveles de desarrollo filogenético.

Tres niveles encefálicos de Mac Lean:

  • Primer Nivel – Sistema Reptiliano: estructuras más arcaicas, tienen similitud en sus funciones con las de los reptiles. Sus funciones se relacionan con la regulación de las conductas agresivas, la lucha y la huida(supervivencia del individuo), las conductas sexuales y búsqueda de compañero sexual (perduración de la especie), así como la búsqueda de alimentos (predación).Acotado al presente.
  • Segundo Nivel – Sistema Límbico: primer desarrollo hemisférico (paleocorteza), lo compartimos con los demás mamíferos, con grandes depósitos de memoria sensorial, sobre todo olfatoria. Memoria: archivo de las experiencias individuales, lo cual permite el manejo del tiempo pasado. Emoción: colorea los recuerdos para que tengan utilidad, lo evaluado como peligroso genera miedo y motiva conductas evitativas, lo que se estima beneficioso genera placer y motiva conductas de acercamiento.
  • Tercer Nivel – Sistema Lógico o Neocortex: centros de sensorialidad y motricidad complejas, expansión de los hemisferios cerebrales. En los humanos permite racionalidad, la abstracción, la capacidad simbólica y el manejo del tiempo futuro en base a experiencias pretéritas.

Si tomamos este modelo, es importante entender que no existe una subordinación de los demás niveles a la racionalidad, sino que se presenta una compleja y dinámica interacción entre ellos, que a veces genera tensión.

De esa interacción a veces surgen conflictos que nos hacen sentir confundidos o contrariados en nuestras decisiones, porque las distintas fuerzas se conjugan para impulsarnos a la acción o para inhibirnos, dependiendo en gran medida también del medio social y cultural en el cual estamos inmersos. El sistema permanente de la personalidad va constituyendo nuestro “yo” como autor de su personaje y artesano de su mundo. Pero esa construcción se produce en un contexto socio histórico determinado. Las expectativas que los otros tienen sobre nosotros y las pautas culturales de la sociedad a la que pertenecemos, se enredan con nuestros deseos y nuestra manera de proyectar la vida en base a los valores y al sistema de creencias nucleares que desarrollamos.

Elegir implica dominar el arte de conjugar lo que evaluamos cognitivamente como conveniente, con aquello que nos conmueve irracionalmente con un poder insoslayable. El proceso de toma de decisiones requiere por definición la aceptación de las pérdidas. Todo no se puede, y si no estamos dispuestos a perder, la toma de decisiones se vuelve una misión imposible.