La Casa Blanca le propuso al Congreso una reforma migratoria que permitiría legalizar a 1,8 millones de inmigrantes indocumentados que llegaron a EEUU de niños, a cambio de 25.000 millones de dólares para reforzar la seguridad fronteriza.
La cifra de 1,8 millones de inmigrantes indocumentados incluye a: aquellos que se beneficiaron del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), quienes llegaron a EEUU antes de los 16 años y que tenían menos de 31 en 2012, y que conforman un colectivo de 690.000 inmigrantes. Mientras que también se incluiría a los jóvenes que desembarcaron en EEUU de niños pero no pudieron acogerse a ese plan por diferentes razones.
Este tema, generó polémica dentro del Partido Republicano, ya que algunos sectores de dicha línea política consideran ese gesto como una “amnistía”.
