12°
lunes 20 de mayo del 2024

Profundo dolor del padre de los nenes asesinados por la madre

La historia parece salida de un cuento de terror. Pensar en que una madre asesine a sus hijos es inconcebible. El horror sucedido el miércoles en Tucumán hoy golpea a todo un país. Aldo Martínez es el padre de los menores de 2 y 4 años asesinados con un bisturí por Nadia Fucilieri (29), una enfermera que no dejaba que el hombre viese a sus hijos hacía ya varios meses por miedo a que él se fugara con ellos. Esa madre sobre protectora (por momentos), terminó siendo la peor amenaza para los pequeños que fueron atacados por la mujer mientras dormían.

La disputa matrimonial arrancó en 2016 cuando el matrimonio se separó por distintos motivos. Nadia Fucilieri había demostrado en varias discusiones arrebatos violentos contra su ex marido, pese a que fue ella quien lo denunció por violencia de género luego de que él le revoleó un vaso. Los testigos son varios y si bien se sabía de los problemas anímicos y emocionales de la mujer, nadie sospechó que la situación podía terminar con este trágico final.

“¿Y ahora qué me dirán en la Justicia? Todo lo que intenté hacer no sirvió de nada porque nadie me escuchó”, dijo hoy Aldo Martínez en medio de un inexplicable dolor por la pérdida de sus dos bebés. Fueron varias las oportunidades en las que el hombre intentó explicarle a la Justicia que su mujer no estaba bien y arriesgaba la vida y felicidad de los pequeños. No obstante, ni las pericias psiquiátricas para la tenencia detectaron que algo no andaba bien con la mujer. Él, que tenía restricción perimetral, jamás fue escuchado.

La Gaceta de Tucumán.

La abogada del hombre, Silvia Furque, explicó que los ataques de ira de la mujer eran constantes y que siempre intentaba golpear a su ex cuando discutían. La carta que le dejó antes de asesinar con un bisturí a Marcelino (4) y Pía (2) develan odio y resentimiento: “Hijo de puta. Ahora vas a sentir culpa. Vas a pagar por cada gota de sangre de tus hijos».

A su vez, declaró en La Gaceta que el padre de los niños asesinados había advertido su temor a lo que su ex pudiera hacer. “Siempre dijo que ella no estaba bien psicológicamente, que tenía reacciones violentas, pero nadie le prestó atención. Él es una excelente persona. Al tener la medida restrictiva, no se acercó ni los llamó”.

Aldo Martínez no puede más con su vida. Le sacaron lo más sagrado para cualquier padre, le desgarraron el alma.

El caso

Aldo y Nadia vivían en una casa junto a sus hijos en Santa Fe al 1800. Hacía ya un año que no convivían, lo que desató una batalla legal entre ambos. Las discusiones eran cada vez más frecuentes y violentas. El, aseguró su abogada, era víctima de insultos e intentos de golpes por parte de ella. No obstante, era él quien enfrentaba una restricción perimetral por supuesta violencia de género por lo que varias veces intentó advertirle a la justicia que no era la realidad de las cosas.

El miércoles a la mañana, la prima de Nadia fue a buscar al domicilio a los nenes para llevarlos al jardín. Tocó timbre, pero como nadie le abría, miró por la ventana que da a la habitación de la más chiquita y se encontró con lo peor: un charco de sangre. Instintivamente, comenzó a patear la puerta con desesperación hasta que alguien le abrió desde adentro. Era Nadia, con las muñecas cortadas y desorientada, como si nada hubiera pasado. «Andá a la habitación a ver a los chicos», le dijo. La joven corrió al cuarto principal donde yacían los cuerpos de Marcelino (4) y Pía (2), degollados por su madre la noche anterior. La nena, aseguraron, intentó defenderse con apenas 2 años, ya que tenía cortes en sus brazos y piernas.

Nadia tenía cortes superficiales en sus muñecas como si hubiera intentado suicidarse. Tras el crimen, fue internada en un hospital psiquiátrico. “No sabemos qué pasó. Sabíamos que no estaban bien, pero de ahí a que haga algo así esa chica es incomprensible”, declaró sorprendida una de las amigas de Nadia. Por su parte, la abogada del padre de los chicos dijo: “Nadie le prestó atención al padre. Mi cliente está destruido porque no veía a sus hijitos desde enero y hoy se los entregaron así».