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jueves 18 de abril del 2024

Prevención de accidentes domésticos en niños

Según la Sociedad Argentina de Pediatría, los accidentes domésticos constituyen la segunda causa de muerte entre los niños de Argentina, después de los accidentes de tránsito.

Se registran las caídas y quemaduras, entre los accidentes más frecuentes, seguidas de cortes con objetos punzantes y ahogamientos en la bañadera.

Las electrocuciones completan la lista de urgencias frecuentes que atiende el SAME, sobre todo las que se producen en los lugares más «peligrosos» de la casa, como el baño y la cocina.

Los accidentes domésticos infantiles son muy frecuentes debido a que la curiosidad de los más pequeños convierte en peligrosos muchos objetos y lugares de la vivienda.

El 95% de los accidentes infantiles que se producen cada año pueden ser evitados tomando algunas precauciones básicas, que deben formar parte de los hábitos cotidianos de cualquier adulto que conviva con niños.

Recaudos imprescindibles

El doctor Luis Agote, especialista en pediatría advierte sobre las siguientes medidas de prevención:

En la habitación de los niños: Si está instalado un radiador en la habitación de los pequeños, procurar revestirlo con algún mueble diseñado para cubrir los calefactores y además de cumplir una función decorativa, impedirá que los niños se quemen al intentar manipular el radiador. Si se tiene una estufa o similar, ésta ha de estar protegida para que no logren acceder a ella, ni consigan introducir objetos que puedan arder. Es conveniente que la temperatura de la habitación sea moderada.

En la cocina: La cocina es uno de los lugares más peligrosos para los niños. Los mangos de las cacerolas y sartenes han de estar siempre hacia dentro, para evitar posibles derrames accidentales. Si se tienen que transportar líquidos que estén muy calientes, procurar hacerlo cuando no estén los niños delante.

Los aerosoles, aun cuando ya están vacíos, son inflamables, por lo que es peligroso dejarlos al alcance de los pequeños, especialmente cerca de la cocina o fuentes de calor.

En el baño: Cuando se utiliza agua caliente y se vuelve a abrir el grifo, parte del agua queda retenida en el mismo. Muchas quemaduras leves se producen por este motivo, sobre todo entre los niños, ya que tienen una piel especialmente sensible. Para evitarlo se debe dejar correr el agua fría después de utilizar el agua caliente, hasta que la temperatura se estabilice.

A la hora del baño, comprobar la temperatura del agua con un termómetro o introducir el codo para determinar la temperatura exacta del agua y comprobar que es adecuada para la piel del niño.

En caso de quemaduras: Si pese a todas las precauciones el niño se ha quemado, aplicarle inmediatamente agua fría para evitar el dolor y la progresión de la quemadura.

No aplicar hielo ni agua helada, ya que, de esta forma, se puede congelar la herida. Si la quemadura es grave, no utilizar vendajes compresivos que pueden macerar la herida y pegarla a la venda. No usar cremas ni pomadas; acudir a un centro médico para que tomen las medidas oportunas.